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Un Clásico para empezar el año

El año 2022 terminó, el día 31, con una nueva exhibición de Luka Doncic: 51 puntos ante los Spurs, la tercera vez que supera el medio centenar en sus últimos cinco partidos. Y el 2023 empieza, el día 2, con el Clásico de la ACB. Como decíamos hace una semana, el basket no para en Fiestas. Y no sólo continúa con su competición, sino que guarda algunas de sus mejores citas para estas jornadas de paz y amor, que también son jornadas de audiencias televisivas y reuniones familiares. No es la primera vez que la Liga ACB ubica un Real Madrid-Barcelona en este periodo. De hecho, el año pasado estaba previsto idénticamente el 2 de enero, que entonces caía en domingo, pero una plaga de coronavirus obligó a posponer el choque.

Con la pandemia más tranquila, el calendario reedita este lunes la experiencia, con la seguridad de que son fechas que garantizan una repercusión potente. Con Fiestas o sin ellas, un Clásico siempre es un Clásico. Como dice Saras Jasikevicius, “nunca es un partido más”, por mucho que en el baloncesto se repita varias veces a lo largo del curso. De momento estamos ante el tercer Clásico de la temporada, con igualdad en la balanza. El Madrid ganó el primer duelo, que venía acompañado del trofeo de la Supercopa, y el Barça venció en la Euroliga. Hoy se celebra el primero del año, que tendrá rápida réplica este mismo mes en Europa, el 26 de enero. También es el primero desde que regresó Nikola Mirotic. Otro aliciente. Las fuerzas están igualadas. Ambos vienen de litigios duros en el torneo continental, pero con distintos desenlaces. El Barça ganó con apuros, y con polémica, al Estrella Roja; mientras que el Madrid encajó una fea derrota ante el ascendente Baskonia. Los Clásicos, sin embargo, parten de cero. Como apunta Jasikevicius, el resultado depende sobre todo de las “ganas”. El deporte es con frecuencia un estado de ánimo. Mucho más en las rivalidades eternas.