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Un Clásico, de sopetón

La temporada ACB arranca este sábado con un Clásico. Así, de sopetón. El Real Madrid y el Barcelona se enfrentan en la primera semifinal de la Supercopa de Murcia. El duelo entre los dos colosos del basket español no es mala manera de comenzar el curso, si bien las conclusiones suelen diluirse con el paso de las semanas. La Supercopa es el primer título, y como tal hay que contabilizarlo, pero su desenlace influye poco en la resolución de los posteriores trofeos, la Copa y la Liga. El Madrid ha ganado las últimas cinco ediciones, cuatro en la final ante el Barça, y sólo dos de esas veces terminó coronándose en el campeonato liguero, en 2019 y 2022. Así que el cuadrangular hay que disfrutarlo como lo que es: un pistoletazo de salida, una fiesta inaugural.

El choque, además, presenta grandes atractivos en los dos bandos. El Madrid de Chus Mateo, que en 2022 abrió aquí su palmarés como técnico principal, comparece con el repescado Facundo Campazzo, que vuelve tras casi tres temporadas de ausencia, en un torneo que el argentino ha ganado cuatro veces, dos de ellas como MVP. Luce el regreso del hijo pródigo, pero luce también su gigante talismán, Edy Tavares, que lleva cinco títulos seguidos en la Supercopa, un parcial de 10-0 en victorias, y el último MVP. Enfrente tendrá a un Barça muy retocado, con el morboso debut de un canterano madridista, Willy Hernangómez, que regresa de la NBA a la ACB con un gran contrato y con aura de estrella. Junto a él se estrenan como refuerzos Jabari Parker, una incógnita, y dos héroes de las Ventanas FIBA crecidos tras su paso por la Selección: Darío Brizuela y Joel Parra. El recuento de las bajas aumenta todavía más la sensación de renovación: Mirotic, Higgins, Kuric, Sanli, Tobey, Sergi… Y también la de Sarunas Jasikevicius, que cede el timón a Roger Grimau, inexperto en la élite pero experto en barcelonismo. Hoy pasa su primer test. Como Mateo hace un año.