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Un buen punto que sabe a poco

El Real Zaragoza dio la talla en Ipurúa y se trae un punto que prolonga su racha exitosa en este final de campeonato. Son ya nueve jornadas sin perder, con algunos resultados más que apreciables como los empates a domicilio frente el Levante y el Éibar o la victoria ante el Granada en La Romareda. El equipo aragonés ha alcanzado su mayor grado de madurez y eficacia de la temporada y es capaz de competir contra cualquiera. El punto es justo y merecido, aunque quizá sepa a poco porque el Zaragoza jugó media hora en superioridad y recibió el empate en su único descuido defensivo.

El Zaragoza, valiente y convencido, salió a tutear al líder, sin dejar de mirar la portería de un Éibar al que le costó meterse en el partido. Hasta cerca de la media no pasó por verdaderos apuros el equipo aragonés, que se mostró siempre intenso en las disputas y eficaz en la presión. Y cuando le hizo falta apareció Cristian Álvarez, como en un disparo del brasileño Matheus Pereira al que respondió el argentino con una espléndida ‘palomita’. En la acción inmediata, el árbitro y el VAR le perdonaron una tarjeta ‘naranja’ al portugués Venancio por una patada por detrás y con los tacos por delante a Giuliano, al que cosieron a faltas, pero que no se dejó intimidar al igual que Azón. Y en pleno alargue de la primera parte, el fútbol le devolvió al Zaragoza lo que le ha quitado otras veces y Jair, oportunísimo, remató desde el suelo un rechace de Luca Zidane a disparo de Bebé, tras dos saques de esquina seguidos sobre la portería armera.

El Éibar apretó de lo lindo en la segunda mitad hasta que una entrada terrible de Vadillo a Giuliano pasó de tarjeta amarilla a roja, a instancias del VAR, en el minuto 66 y dejó al Éibar en inferioridad. Todo se le ponía de cara al Zaragoza, pero una desatención de Bebé sobre Tejero, permitió al lateral, con pasado a préstamo en el equipo aragonés, empatar el partido cuando el líder menos lo esperaba. Escribá reaccionó con un triple cambio dando entrada a Zapater, Vada y Gueye por Jaume Grau, Bebé y Azón, cinco minutos antes de que, tras revisión en el VAR, quedara sin efecto un penalti que, injustamente, el árbitro le había señalado a Bermejo sobre Arana. En los instantes finales, Puche y Nieto tuvieron el 1-2, que hubiera supuesto la gran campanada de la jornada.