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Un antes y un después de Vitoria

No pudo comenzar peor la cosa en Vitoria. Fallo enorme de Mario Martín y regalito del primer gol al Alavés. El bajón anímico de todo el entorno blanquivioleta era mayúsculo. Nadie podía prever lo que ocurriría después. Por eso el fútbol es tan grande y mueve lo que mueve. Contra todo pronóstico, con los jugadores más caros de la plantilla en el banquillo o fuera de la convocatoria, Pezzolano y sus jugadores le dieron la vuelta a la situación por completo hasta el punto de hacer que a eso de las once de la noche el entusiasmo por lo vivido fuera generalizado en Valladolid. Los héroes eran Anuar, Sylla, Comert o David Torres. Jugadores de perfil bajo que lideraron una remontada que puede marcar un antes y un después en el devenir de la temporada.

Con un protagonista especial, el entrenador. Si a cualquier entrenador le privan de jugar en el once inicial con los cuatro futbolistas más caros de su plantilla, tendría disculpa y motivos más que de sobra para llorar sin parar por las esquinas. Aquí, en Valladolid, Kennedy, Machis, Marcos André o Latasa, los buques insignia, los más caros, los que, se supone, deben ser determinantes, o no están o no rinden o no acaban de ganarse la titularidad. Sin ellos pero con Chasco, Torres, Mario Martín o Juma, chavales, el uruguayo se agarra a la vida de la permanencia y vuelve a demostrar que por encima de todo es un hombre de club. Ni una queja al respecto, ni una protesta, ni siquiera una indirecta. Trabaja con lo que hay y trata de llevar el barco a destino. Con lo que le den, con lo que le pongan.

Aunque, que el barco llegue a tierra firme al final de la temporada, sigue pareciendo cosa complicada. La victoria de Vitoria, en la que la fortuna en determinados momentos también influyó, no debe despistarnos de la situación real. La planificación del verano sigue siendo igual de mala y el nivel de la plantilla de los más bajos de la categoría. Pero, aun con todo eso, el uruguayo y sus jugadores quieren sacar esa rebeldía de la que tanto habla el técnico y tapar cuantas más bocas posibles mejor. Ojalá lo consigan.

De momento la victoria de Vitoria ha servido para levantar la moral de la tropa. Para empezar a creerse que, pese a las limitaciones, esta plantilla puede sacar mejores resultados que los que estaba logrando hasta ahora. Y si la moral sube, el estado anímico mejora y eso puede ayudar mucho para tratar de lograr nuevas victorias. El sábado ante el Villareal tendremos una prueba de fuego de lo que puede pasar en un futuro inmediato. Y con el equipo y la afición remando juntos en la misma dirección como ha pedido Pezzolano desde que comenzó la temporada. La afición estaba dando mucho y el equipo, con esta victoria, también ha puesto de su parte. Suframos juntos, aunque algo menos si es posible, pero luchando hasta el final y sin tirar la toalla. Sin regalar nada a los rivales y desde la dificultad pero con la esperanza por bandera. Pezzolano, que ha girado la situación por completo, liderará la revolución. Villarreal próximo objetivo.

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