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Un año para volver a ser Gavi

Los organismos competentes del fútbol tienen que revisar los calendarios absurdos a los que someten a los futbolistas para que dejen de ser tratados como simple mercancía. Un sinfín de partidos cuyo único objeto es obtener grandes beneficios económicos y llenar las arcas, sin miramiento alguno por la salud de los jugadores.

Aquí lo que vale es el espectáculo, la televisión, los patrocinadores… Pero para nada se tiene en cuenta la salud del deportista. El enorme calendario de partidos conlleva consigo viajes constantes, cambios de alimentación, falta de descanso y, al final, un rosario de lesiones del que nadie se quiere hacer responsable. Las pretemporadas, en la actualidad, tienen más fines económicos que deportivos, lo que acarrea dolencias al inicio de la temporada, consecuencia lógica de estas malas planificaciones.

Ahora le ha tocado el turno a nuestro admirado Gavi. Apenas un gesto mínimo de apoyo en rotación, según las imágenes visualizadas, que termina en una rotura del ligamento cruzado anterior con afectación del menisco externo.

Y, al final, el proceso habitual de recuperación de esta grave lesión: una operación para después, entre los cuatro y seis meses posteriores, iniciar la carrera continua hasta llegar a otros cuatro meses de entrenamiento progresivo con el que poder perder el miedo a meter la pierna y competir. Será un año después de sufrir la lesión cuando el jugador vuelva a tener el mismo nivel que tenía antes de la fractura.

Jugadores como Gavi son jóvenes con un gran futuro, a los que no hay que forzarles en su recuperación para evitar recaídas innecesarias que pueden truncar para siempre su porvenir futbolístico. Y la literatura médica cada día está más repleta de estos deportistas que, siendo promesas impresionantes, al final se convierten en jugadores mediocres por las continuas lesiones.

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