Un acto de fe en Montjuïc
La Real Sociedad afronta una de las salidas más difíciles del calendario, justo después de su primera victoria en LaLiga esta temporada.
Qué ironía, o qué mala fortuna, que el calendario traiga el pulso con el Barcelona justo cuando la Real Sociedad por fin saboreó una victoria. El breve respiro se rompe con uno de los partidos más duros de la temporada: ilusión contra la lógica. Visitar la Ciudad Condal, aunque sea Montjuïc, recuerda ese peso histórico, esa dificultad inherente a ganar a los culés en su estadio, que es más una cuestión de fe que de estadística. Pero es precisamente esa adversidad la que, paradójicamente, puede alimentar la gesta.
La esperanza se llama Ander Barrenetxea. El canterano está de dulce. Su inspiración, sumada a la inteligencia del capitán, Mikel Oyarzabal, es la chispa a la que aferrarse para desequilibrar. Si alguien puede obrar el milagro son ellos. Sabemos cómo se sentirán esos 90 minutos: una tensión eterna.
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El inicio del partido será vital; la fragilidad mostrada por la Real al comienzo de los encuentros es un peligro mortal en un campo donde el rival no perdona. Pero la Real es así: capaz de lo inesperado cuando nadie apuesta por ella. Y es que la camiseta txuri-urdin siempre tiene licencia para un nuevo acto de fe.
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