UEFA-Superliga, nueces y ruido
Se inicia hoy en Luxemburgo el juicio de una causa mitad maniobra de Florentino para disimular el pinchazo de la Superliga y mitad levantamiento revolucionario contra un poder abusivo. La Superliga acusa a la UEFA de monopolio sobre la base de las amenazas no cumplidas de sancionar a los complotados en aquella iniciativa. Que, recordemos, no se evaporó por el peso de aquella amenaza, sino por la brusca retirada, antes de que tal se produjera, de los clubes ingleses, controlados por millonarios foráneos que no previeron la reacción de la calle, del Gobierno y hasta de la Corona contra aquella idea que repudió el país entero.
No insistiré aquí en los vicios de la UEFA, muy predicados en este país tan permeable al relato del Madrid: opacidad económica y tolerancia con la vulneración del ‘fair play’ financiero, cuya normativa no se cumple. No es poco y hay que combatirlo. Pero la UEFA tiene un presidente electo por las federaciones y el fútbol europeo carbura. La Champions es magnífica y su desarrollo limpio ha permitido, contra pronósticos maliciosos, que el Madrid, capitán de rebelión, progresara hasta el título. Tras la Champions, Europa League y Conference League recogen a los que no llegan a ella. Todo eso funciona y también la Eurocopa.
¿Lo harían mejor los que levantaron un banderín de enganche al que sólo se sumaron 12 equipos (de tres países) de los que 9 se apearon en 48 horas? ¿Podrían mantener 232 naranjas en el aire como hace la UEFA? Me parece temerario. Todo juicio tiene algo de tanda de penaltis y si se falla que la UEFA ejerce un monopolio sin derecho los tres complotados (y quien quisiere seguirles) podrían establecerse por su cuenta. ¿Lo harían o se limitarían a cantar el ‘riao, riao, hemos ganao’ y exigir cambios? ¿Los concedería la UEFA o aguantaría el pulso con riesgo de cisma? A saber. Un tema inquietante en todos sus extremos.