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Tuchel y los dos que mejor juegan

Thomas Tuchel sigue en su casa, viendo fútbol por la tele, y seguramente no entiende nada. Cada vez menos. O cada vez más: cada vez debe reforzarse su sentimiento de injusticia, la percepción de que sus dos últimas destituciones fueron difíciles de comprender y más aún de justificar.

Hablemos del PSG. Su eliminación en Múnich fue peor que la del Bernabéu. Menos dolorosa, porque cuando más duele la derrota es cuando más cerca se ha estado de la victoria, pero irrefutablemente más penosa: el equipo compitió peor, dio una terrorífica sensación de inferioridad que no se puede admitir en un club que ha gastado tanto dinero, y pareció alejarse aún más de su propósito de alcanzar la gloria europea en algún momento. Una gloria que Tuchel rozó con los dedos en la final del 2020, el máximo histórico de los parisinos. En el Chelsea le fue incluso un poco mejor, proclamándose campeón continental, pero ese no fue crédito suficiente cuando el dueño cambió y una derrota en fase de grupos en Zagreb pareció insoportable. Graham Potter, es una evidencia, lo está haciendo mucho peor que él, aunque la remontada ante el Dortmund le mantiene de momento en un cargo para el que ya ha vuelto a sonar José Mourinho.

Messi se lamenta de la derrota ante el Bayern el pasado miércoles.
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Messi se lamenta de la derrota ante el Bayern el pasado miércoles.RONALD WITTEKEFE

Y así está la Champions: con el Madrid instalado entre los grandes favoritos pese a su momento delicado en los torneos nacionales y con el City de nuevo llamado a romper su sequía pese a que su eliminatoria frente al Leipzig no está ni mucho menos decidida. Lo cierto es que los dos equipos que mejor están jugando en Europa son el Nápoles y el Benfica. De los portugueses se habla poco y hasta parece difícil de creer que Rafa Silva y João Mário se estén vistiendo de estrellas europeas, pero basta con ver un par de partidos para darse cuenta de que Roger Schmidt está construyendo algo grande en Lisboa. Aún así, ¿quién apostaría por ellos como campeones? Es tan reciente la última proeza blanca que nadie se atreve a llevar la contraria a los que afirman que este torneo es especial y requiere un plus de poso y grandeza para levantarlo.