Tú, de tu equipo; y el fútbol, de la gente

Va a ser que Jorge Valdano tenía una razón más que infinita cuando afirmaba aquello de que “el fútbol es lo más importante de las cosas menos importantes”. Ni que fuera un termómetro de la felicidad, algo tan simple como que un balón tocado por un jugador de tu equipo bese la red contraria te proporciona un chute de vitaminas que no encontrarás ni en farmacias.

Por eso, alguien más, alguien menos, todas y todos, si nos gusta algo este planetario deporte, tenemos simpatía por un equipo u otro. Especialmente por el de nuestra tierra, “que para eso somos de aquí”, como te quieren vender. Y si es por otro de más allá no pasa nada, ni que fuera un pecado vivir en Gran Canaria y ser del Barça o el Madrid. O tal vez lo seas del Betis, Sevilla o Real Sociedad. Qué sé yo. Y qué más da. “Ni Barça ni Madrid, mi equipo es el de aquí” como mantra nacional. Como si esa tuviera que ser la única opción.

Resulta que hay mucha gente a la que sí le da. E incluso juzgan a quien no piensa como a ellas y ellos les gustaría. Allá cada cual con su comportamiento, como me decía hace poco un hermano que la vida me regaló. Que nadie, por favor, se sienta mal si esta noche le da la gana de ponerse la camiseta de Mbappé, Vinicius o el ausente Bellingham para ir al Estadio de Gran Canaria. ¿Cómo no homenajear con la ropa a esa dulzura de jugador que es Luka Modric? Y que toda la afición de Las Palmas luzca con orgullo y pasión bien entendida ese precioso color amarillo, tan nuestro, tan canario. Se avecina un gran partido de fútbol que cada cual debe poder vivirlo a su manera. De amarillo o de blanco. Los carnés, en la cartera. Tú, de tu club. Y el fútbol, de la gente. Todos en paz y a golear.

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