Tricampeón Ferrer
David Ferrer fue elegido la pasada primavera como el mejor tenista que nunca ganó un Grand Slam, en una encuesta lanzada por el diario francés L’Équipe, en la que participaron más de 46.000 lectores. Ferrer se llevó el 26,6% de los votos, un reconocimiento a una dilatada trayectoria, entre 2000 y 2019, en la que llegó a ocupar el número tres del mundo en 2013. David no ganó ningún Grand Slam. De hecho, sólo disputó una final, la de Roland Garros de 2013. La explicación es bien sencilla: el tenista de Jávea coincidió en el esplendor de su carrera con el Big Three, con Rafa Nadal, Roger Federer y Novak Djokovic, que en algún momento puntual fue Big Four, con Andy Murray. La voracidad del cuarteto sólo dejó asomar en el palmarés de los grandes a Stan Wawrinka, tres veces; a Martín del Potro y a Marin Cilic. Y pare usted de contar. Por ello, tiene mucho mérito ese título honorífico de ‘primer tenista entre los humanos’.
Ferrer no amarró ningún grande, pero sí puede presumir de haber ganado tres veces la Copa Davis, la mitad de las seis Ensaladeras de España: 2008, 2009 y 2011. La época más gloriosa. Una competición en la que firmó igualmente otras actuaciones memorables, como la maratón de casi cinco horas ante Philipp Kohlschreiber en Valencia que otorgó el pase a las semifinales de 2018. Era la última vez que la Davis se disputaba en el formato clásico, antes de estrenar el modelo de Piqué, en el que el Ferru también ha participado, ya como gestor, en las pasadas Finales de Málaga. El alicantino volverá a un torneo donde dio todo, y que le dio todo, en el cargo de capitán. Ahora le toca aportar su experiencia a un equipo que ha cambiado de líder. Con Nadal ya centrado en el circuito, el nuevo líder debe ser Carlos Alcaraz, con el que le une una buena relación, y hasta un mánager, Albert Molina. El perfil del tricampeón Ferrer es perfecto para iniciar la reconquista. Para el salto de la Séptima.