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Tres goles de ventaja en la ida, pero...

En la Copa de la UEFA 84-85 el Madrid emocionó al aficionado madridista con tres remontadas en el Bernabéu, superando los malos resultados en la ida ante Rijeka, Anderlecht e Inter. La final le cruzó con un insípido Videoton, equipo húngaro del que nunca más se supo. Allí ganó el Madrid 0-3. Casi dan ganas de decir “nunca lo hubiera hecho”. La vuelta fue un petardo, los húngaros ganaron 0-1 y aquello ensombreció la gran campaña. Fue la vuelta olímpica menos eufórica de la historia del club. Ramón Mendoza se enfadó. Había llevado al palco a Felipe González prometiéndole maravillas y el hombre se aburrió soberanamente.

Es difícil hacer la guerra después de haberla ganado. Dos veces más ha jugado el Madrid el partido de vuelta en casa con gran ventaja, de tres goles ante la Juve y de dos ante el Chelsea, con tremendos sustos muy recordados. Tengámoslo en cuenta para hoy. Falto de liebre, el Madrid europeo no se estimula. No diré que esté en peligro cuando salte esta noche al campo respaldado por ese 2-5 que nos maravilló en Anfield, donde el Liverpool soltó no una, sino dos liebres por delante y con ese estímulo el Madrid las ametralló. Pero no olvidemos que una cosa es sentirse respaldado por el 2-5 y otra cosa salir recostado en esa ventaja y dejarse ir.

Álvaro Benito dijo el domingo en Movistar que lo que no se puede hacer es jugar como si no hubiera portería contraria, algo que pasó en los dos últimos casos hasta que sonó la alarma con la ventaja ya evaporada. Valdano me comentaba ayer que lo importante es no descuidar ninguna obligación, cumplir con los regresos, jugar desde el principio con toda la seriedad que requiere la competición, más allá del resultado previo. El último susto es tan reciente, no hace ni un año, que el equipo, empezando por el entrenador, Ancelotti, tiene que mantener muy vivo el recuerdo. Espero que así sea, porque el Liverpool no es ninguna tonta del bote.