Tranquilidad con Zubimendi
La Real Sociedad está muy tranquila con el futuro de Zubimendi. Al menos, a corto plazo. Y eso significa mirar al mercado de invierno, en el que están convencidos de que no habrá ninguna sorpresa desagradable. Se puede decir que hay mucha calma con la situación que la que hubo el pasado verano, cuando estuvo a nada de fichar por el Liverpool a cambio de multiplicar por cuatro lo que cobra. Estaba todo apalabrado a falta de su firma. Pero a última hora, Zubimendi dijo ‘no’ de manera inesperada, para sorpresa de muchos e indignación en Inglaterra. Demostró que, afortunadamente, en el fútbol todavía hay para quien el dinero no lo es todo. Sigue existiendo, aunque sea cada vez más residual, el amor a unos colores, el sentimiento por el club de toda tu vida y el compromiso con un proyecto. Todo eso perdura en Martín y es el principal motivo por el que no saldrá en este mercado. El próximo verano ya veremos qué pasa, porque seguramente será otra historia. El siguiente capítulo de una que parece no tener fin.
No es ningún secreto que Manchester City y Arsenal llevan ya mucho tiempo detrás de él, un jugador a quien tienen en una alta valoración y por el que pagarían su cláusula (60 millones) sin problema, porque sería una refuerzo de lujo. Además, el equipo citizen cuenta con el problema de la grave lesión de Rodrigo, que es quien cierra a Zubimendi la puerta de la titularidad en la Selección. Por algo es el actual Balón de Oro. Los rumores que llegan desde Inglaterra no paran. Son casi diarios. Ya llegan a aburrir. Si fuera por todo lo que se dice desde las islas británicas, el donostiarra habría dejado LaLiga hace tiempo. Ahora aparece el Real Madrid en el horizonte... y eso siempre son palabras mayores. No hay que olvidar que hasta la irrupción de Casadó y Marc Bernal, Zubimendi era un viejo deseo del Barcelona. Hasta el punto de que en mayo del año pasado su representante, Iñaki Ibáñez, se llegó a reunir con Deco, director deportivo del Barça, para rechazar su propuesta.
No me extraña para nada que todo el mundo se fije en él. Lo tiene todo: edad, calidad, proyección, madurez… pero también, y eso es algo a tener muy en cuenta, un arraigo absoluto a su lugar de origen, donde más allá de lo que pueda pasar en el futuro, está feliz. Zubimendi todavía no ha decidido nada. Tiene contrato hasta 2027 y está tranquilo, con un futuro estable en el horizonte en su casa, con su gente y su familia. Pero tampoco ha descartado nada nunca. Y en verano, aconsejado por sus agentes, volverá a ver qué ofrece el mercado. Pero no en enero. Y en su ecuación no puede dejarse de lado lo ocurrido el pasado verano, cuando se marcharon Le Normand y Merino. Y entonces llegó el peligro del Liverpool y la reunión de Jokin Aperribay, presidente de la Real, con Zubimendi, en la que le pidió que se quedara, porque una tercera salida de su calibre podría dejar más que tocado al proyecto. Apeló a su sentimiento realista, que lo tiene y mucho. Y Zubimendi dio marcha atrás, rechazó al Liverpool y se quedó. No fue casualidad.
Se filtró que se le había ofrecido una mejora de contrato para que no saliera. Aquello ha sido negado por el presidente en más de una ocasión y, de hecho, no ha habido tal renovación. Así que coge cada vez más peso la versión de que se le pidiera que se quedara con el compromiso de que el próximo verano, si llega alguna otra oferta que le satisfaga, la Real Sociedad no le ponga muchas dificultades y le permita salir. Porque aunque Zubimendi aún no sabe qué hará en 2025, lo cierto es que se ha marchado a vivir a un piso de San Sebastián –que no está en su querido Monte Ulia, en el barrio de Gros, donde siempre ha hecho vida–, con un alquiler de sólo un año. Eso puede llevar a sospechar del próximo verano; pero nunca del mercado de invierno. Nadie cree que vaya a dejar a su querida Real a mitad de temporada, porque la dejaría muy tocada. Y Zubimendi está más que comprometido con el club de su alma.