Toppmöller propone el fútbol que firmaría su padre
El técnico es hijo del entrenador del Leverkusen que llegó a la final de la Champions de 2002. Y se le parece: junta en tres cuartos a Chaïbi, Uzun, Doan y Knauff. El Eintracht ha protagonizado encuentros con muchos goles y poco control.
Otro partido loco antes de Madrid
A veces, cuando al analizar a un rival de un equipo español hacemos referencia a su último partido, podemos pecar de reduccionistas. Ocurre que, en este caso, el choque que el Eintracht jugó en Mönchengladbach el sábado sí define lo que está siendo el cuadro de Fráncfort: un huracán ofensivo capaz de hacer goles de muchas maneras distintas —con un balón parado formidable—, con varios jugadores muy entonados de cara a la portería rival, y al mismo tiempo con una fragilidad atrás poco recomendable para la altísima exigencia. El 4-6 de esta jornada, que mostró además una relajación que disgustó a su entrenador —se dejó ir claramente tras ir ganando 0-6 a los 50 minutos—, dio continuidad a una serie de resultados repletos de goles: partidos alocados con poco control y mucho vértigo. De más reciente a más lejano, estos han sido los encuentros del Eintracht antes del triunfo frente al Gladbach: derrota por 3-4 ante el Unión Berlín, goleada a favor por 5-1 endosada al Galatasaray en el estreno en la Champions, doloroso 3-1 encajado en Leverkusen pese a que el Bayer jugó muchos minutos con inferioridad numérica y debut en la presente Bundesliga con un convincente 4-1 ante el Werder Bremen.
Toppmöller sigue los pasos de su padre
A nadie debería extrañar el carácter atrevido de este Eintracht si nos fijamos en quién se sienta en su banquillo: Dino Toppmöller, el hijo de Klaus, el técnico que llevó al Leverkusen a la final de la Champions de Glasgow en 2002 con un estilo extremadamente ofensivo. Dino ha tenido una trayectoria curiosa: como primer entrenador, consiguió la histórica clasificación del Dudelange para la fase final de la Europa League 18-19, algo que no había logrado nunca ningún club de Luxemburgo. En ella, incluso llegó a empatar un partido a cero contra el Real Betis. Después de esa experiencia y otra muy corta en el Virton belga, empezó a trabajar como asistente de Julian Nagelsmann, con el que estuvo en el Leipzig y en el Bayern. En 2023 retomó su carrera como estratega principal en Fráncfort: en la primera temporada acabó sexto en la Bundesliga, y en la segunda, la pasada, en un muy meritorio tercer lugar.
Burkardt para llenar el vacío
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Tras vender a Omar Marmoush al Manchester City por 75 millones el pasado mes de enero y a Hugo Ekitiké al Liverpool por 95 en julio, la situación financiera del Eintracht mejoró ostensiblemente, asumiendo, desde el punto de vista deportivo, el riesgo de echar de menos los goles de los que se habían ido. El fichaje del extremo japonés Ritsu Doan fue un buen golpe de mercado porque debilitó al equipo con el que el club había peleado hasta la última jornada por la plaza Champions, el Friburgo. Pero no es un finalizador: es un jugador con desborde y muy fino en el golpeo de balón para mandar centros cerrados a pie cambiado. Se junta en tres cuartos de campo con los muy interesantes Farès Chaïbi y Can Uzun y con un Ansgar Knauff que es el único integrante del Eintracht campeón de la Europa League en 2022 que saltará al césped del Metropolitano. La responsabilidad goleadora va a recaer en la otra gran contratación, la del delantero centro Jonathan Burkardt, autor de 17 tantos el curso pasado en la Bundesliga con el Mainz. Fue la confirmación de su regreso al más alto nivel tras una lesión de rodilla que sufrió en noviembre de 2022 y que le tuvo doce meses sin jugar. Ahora, a sus 25 años, está disputando la Champions League por primera vez y se estrenó en la competición anotando un doblete ante el Galatasaray.
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