Toni Kroos, su legado y el retrovisor

El legado de Kroos es infinito. Tanto dentro como fuera del verde. Que su last dance como futbolista fuese en el mejor año de su carrera profesional es digno de estudio. Los jugadores suelen retirarse en su declive, situación inevitable por la edad y por el desgaste físico generado por tantos años dejándose la salud por este bendito deporte. Kroos fue un ingeniero con botas que dejó los planos de sus mejores obras para el final de su trayecto. Un adiós impoluto, envidiable...

Claro que el Madrid en su conjunto (Florentino, Ancelotti, excompañeros, aficionados, medios de comunicación...) echan de menos a un jugador que convirtió el fútbol en un deporte de culto, elevando el talento y el buen gusto al altar de la cotidianidad. Cuando Kroos levantaba la cabeza y dibujaba una diagonal de 40 metros a la bota de Vinicius (por la izquierda) o a Rodrygo y Carvajal (por la derecha) la grada del Bernabéu soltaba un “ohhhh” admirativo. Pero el propio Kroos ya ha dicho varias veces que su marcha es definitiva y que hay que apoyar al equipo con firmeza y sin mirar hacia atrás.

Sabio consejo. Del Madrid se fueron Casillas (junto a Courtois, el mejor portero de siempre), Cristiano (jamás le olvidaré), Sergio Ramos (el héroe de la Décima), Marcelo (el digno heredero de Roberto Carlos), Casemiro (el mejor de la historia en su puesto) o el propio Benzema (Balón de Oro en 2022) y el Madrid ha seguido levantando Champions. Este escudo te obliga a buscar la excelencia sin utilizar la palabra “excusa”. En el Madrid, mirar por el retrovisor te debilita. A Toni le amaremos siempre, pero saldremos adelante.

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