Todo está en orden

Una de las numerosas cosas buenas que tiene el Madrid es que, tarde o temprano, todo vuelve a estar en orden. A esta tranquilidad del que ha hecho su trabajo a conciencia. A esta normalidad del club más importante de la historia del fútbol, quien sabe que debe trasladar su glorioso pasado a su vida cotidiana y a su futuro cercano. Al final, el Madrid gana lo que está obligado a ganar por su estatus y por la exigencia de sus aficionados. Después de algunas turbulencias clásicas de un principio de temporada, después de tener que lidiar una vez más con grandes lesiones (y numerosas pequeñas también) y después de sufrir ciertas locuras arbitrales (miren hacia Vallecas por ejemplo) el equipo de Ancelotti ha conquistado su segundo trofeo sobre dos posibles.

La bonita Intercontinental (me gusta su sabor de antaño) ha entrado en las vitrinas del museo del Santiago Bernabéu, como el río que vuelve a su cauce, para recordar tanto a los ansiosos madridistas como a los rabiosos antimadridistas que, a la hora de la verdad, el Madrid hace lo que mejor sabe hacer: ganar. No confiar en este equipo y prometerle mañanas infernales es quedar en ridículo en un momento u otro. Así que apostemos hoy por una victoria sobre el Sevilla y un fin de año civil plácido, agradable, dulce y esperanzador. Yo lo viviré así (si Dios quiere). ¡Feliz Navidad a todos!

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