Techo y goleada para Endrick
Había cita grande en el Bernabéu, con frío pero optimismo. Estaba anunciada la presencia de Endrick, fichado ya por el Madrid pero con la incorporación fijada para el verano, cuando ya tendrá 18 años. De momento acumula experiencia, goles y Brasileiraos en el Palmeiras, con el que ha ganado los dos últimos. Vino a Madrid bien pertrechado para el frío, como bien le vimos en la portada de AS del sábado, equipado como un explorador polar. Anoche sintió el calor de la grada y el de los calefactores del estadio. Su presencia alegró aún más a una parroquia feliz por la caída del Atlético en San Mamés y el empate del Barça en Mestalla.
La presencia de Endrick la saludó el club exhibiendo el cerramiento superior, en noche sin lluvia pero de mucho frío, y el equipo con una puesta de escena enérgica, ahogando los intentos de salida del Villarreal, que por otra parte venía de un arrimón en Rennes, con una alineación de la que repitieron seis. Pareció que esa no era su guerra. Alentado por una afición dispuesta a disfrutar y cuyos coros resonaban, bajo el nuevo techado, como en noches de Champions. Así, asistimos a un primer tiempo con el campo volcado sobre la puerta de Jörgensen, con goles de Bellingham y Rodrygo. Y con lesionados: Baena, Gerard Moreno y Alaba fueron retirados.
Lo que peor pinta tuvo fue lo de Alaba, una de esas autolesiones de rodilla que auguran muchos meses de baja. Quizá eso provocó una salida despistada del Madrid, que castigó el Comandante Morales con el 2-1. Pero un jugadón de Brahim que me hizo recordar al Amancio de mi niñez valió pronto el 3-1 y enseguida llegó el 4-1, de Modric, fruto de la presión alta renovada. El partido encaró su desenlace entre cambios, algo encrespado por unos brotes de dureza y con la prolongada lección de Modric, al que no le pesan los minutos ni los años. Endrick vio un partido de LaLiga que le espera, cómodo para el Madrid en sus hechuras, pero con la inesperada desdicha de Alaba.