Sin fiebre en Las Vegas
La condición más amistosa de un Madrid-Barça no puede ser muy diferente a la que presidió su primer enfrentamiento de la temporada: en Las Vegas, sin preparación en los dos equipos, con un público festivo y ninguna trascendencia. Ganó el Barça y le viene de perlas en su estado actual. Al Madrid no le dice nada el resultado y el juego que desplegó, salvo ese prurito de orgullo que los jugadores de los dos equipos tienen inoculado cuando se miden uno contra otro.
¿Qué dice la pretemporada de lo que ocurrirá cuando de lo amistoso se pase a lo serio? Tiempo atrás, la pretemporada era temporada tanto para el Madrid como para el Barça, quizá porque la escena de los torneos veraniegos solía ser local. El Carranza, Teresa Herrera y Gamper decían mucho del estado de los dos equipos, escrutados de cerca por la hinchada y el periodismo. No es el caso en los últimos 20 años. Los partidos se juegan en otros continentes, ciudades muy lejanas, muchas veces sin ninguna tradición en el fútbol. Pueden ser Beijing, Bangkok o Las Vegas.
Donde no alcanza con la tradición, basta con el dinero. Cerca de 75.000 personas se reunieron en el estadio, desde hace poco guarida de los Raiders, una de las franquicias más populares de la NFL. Los Raiders están en plan peripatético en los últimos años. De Los Ángeles se han trasladado a Las Vegas. El fútbol toma nota de estos cambios. Con el tiempo veremos equipos que juegan en competiciones cerradas, sin ascensos ni descensos, dispuestos a trasladarse de sede si conviene a sus propietarios.
Si existe alguna clase de presión en un amistoso de pretemporada, le pesaba al Barça, por ligera que fuera. Viene de años muy duros y necesita estímulos. A simple vista, transmite mejores impresiones que en las dos últimas temporadas. Al verano del 8-2 contra el Bayern le siguió el adiós de Leo Messi en agosto de 2021. A la crisis institucional y deportiva se agregó el derrumbe económico. No se recuerda al club en un estado de desolación parecido, pero -¡voilá¡- desembarcan jugadores, figuras como Lewandowski o aspirantes como Raphinha, futbolistas que se iban pero se quedan, como Dembelé, y otros que posiblemente sospechen una notable crecida del equipo, caso de De Jong, y les apetezca continuar.
Por si acaso, De Jong no fue titular. Cuando apareció en el segundo tiempo, Xavi le colocó de defensa central. Avisos a navegantes. Ancelotti decidió utilizar la versión más joven en el medio campo. Valverde, Tchuameni y Camavinga representan la juventud y la sucesión del terceto Modric, Casemiro y Kroos. Pronto veremos las sucesivas mezclas del técnico italiano en busca de la mejor ecuación de centrocampistas.
Tchuameni llega con gran fama. Por lo visto, media Europa se peleaba por ficharle. Se impuso el Madrid, que pagó 100 millones. Le toca adaptarse a un equipo que impone a los recién llegados. Pasó inadvertido en Las Vegas, donde prevalecieron los medios del Barça en el primer tiempo. Busquets, Gavi y Pedri suenan a titulares en el equipo de Xavi y en la Selección.
El duelo más interesante lo mantuvo Rüdiger, que ocupó el lateral izquierdo. Es tiempo de pruebas y había que medir la versatilidad del poderoso defensa alemán. Enfrente, Raphinha, brasileño y zurdo. Ha desarrollado su carrera en la periferia, primero en Francia, luego en el Leeds inglés, no en equipos de relumbrón. Se lo ha trabajado bien. Apunta a jugador importante en el Barça. Marcó un golazo, precedido por un error inconcebible de Militao.
Rüdiger salió del partido con buena nota. Hazard, no. Benzema es tan indiscutible en el Madrid que abre el vacío cuando no juega. Por ahora, no tiene sustituto. Jovic se ha ido. Mariano está en el disparadero de salida. Hazard no es delantero centro. Por delante al club le quedan unas cuantas semanas para tomar decisiones. ¿Fichar o no fichar a otro delantero centro? El Barça ya ha fichado. Lewandowski jugó en Las Vegas, ni bien, ni mal. El polaco estudia a la gente que tiene a su alrededor y toma nota. Es pretemporada.