Sin balas
Sin munición, sin balas, así nos estamos quedando. Se han ido evaporando los proyectos ilusionantes, se han escapado como arena finita en la mano. Empezamos la temporada con ganas de todo, Liga, Supercopa de España, Champions, Copa del Rey. Siempre pienso “este año va a ser diferente”, y llega marzo y casi siempre estamos fuera de casi todo. Nos queda una posibilidad de ganar al Inter en el bendito Metropolitano, y pasar ronda. Y nos queda otra pequeña posibilidad (cada vez más pequeña, visto lo de ayer en Cádiz) de sumar en Liga y conseguir puestos Champions. Todo es muy difícil. Cada salida del equipo es un dolor de muelas: paracetamol.
Habrá que intentar estos dos frentes a muerte, porque este año me estoy tomando peor que nunca esa nadería en la que estamos instalados, esa zona de nadie. Este año no va a ser diferente. A no ser que pase algo, una luz cegadora, un disparo de nieve…, siempre Silvio Rodríguez presente. Nos queda el Tourmalet: lo más inmediato es Inter, Barcelona, Villarreal, Girona, Alavés, Athletic, Mallorca… Hay varios dolores de muelas ahí. Más paracetamol. La canción de Vainica Doble, de nombre “Taquicardia”, debería ser otro himno del Atleti. “Doctor, hágame otro electrocardiograma, porque tengo delicado el corazón. Dónde está ese médico de guardia para que me cure esta taquicardia”. Los dos Metropolitanos próximos contra Inter y Barcelona, miércoles y domingo, antes del parón de selecciones, serán fundamentales para pasar bien esos quince días, o para pasarlos agobiados y con apenas futuro. Sin balas.
El equipo ha perdido el alma en los partidos fuera de casa. Y un equipo sin alma es un equipo que, más que competir, vaga por los campos. ¿Puede que esta sea la columna más pesimista que he escrito desde que estoy aquí? El próximo miércoles 13, el Metropolitano tiene la palabra, y ese día se decidirán ilusiones y decepciones, por ahora más de las segundas que de las primeras. Por lo menos no es martes.