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Si fuera Pogacar, iría a La Vuelta

No sé ni cómo definirlo. Un caníbal, porque evoca a Eddy Merckx, aunque esté muy manido, puede que sea lo único a la altura. Por si quedaba alguna duda, este viernes, Pogacar remató el Tour, si es que en algún momento hemos tenido carrera. Vingegaard, por calidad, porque lo ha demostrado siendo campeón los dos últimos años, porque lo ha vuelto a demostrar con una recuperación milagrosa, es el único que puede mirar a los ojos al esloveno. Eso sí, acotando el duelo a las vueltas de tres semanas y cuando está al 100%. Lo de Tadej es un talento innato. Algo que no se puede controlar. Que ni él puede contener, con ataques que ni él mismo entiende.

Si yo fuera Pogacar, iría a La Vuelta. Cuando todo esto empezó, la única pregunta era si el rendimiento del esloveno, tras correr el Giro, aunque se paseara, iría a menos. Una grande es una grande, aunque lo hiciera tan fácil. Contrariamente a esa premisa, Tadej ha ido a más. En Isola, engulló escapados de primer nivel como si corriera contra aficionados. A Jorgenson, le dejó atrás con un cambio de ritmo que, seguramente, ni necesitaba. Es insaciable. Y no quiere que nada se le escape. Si quisiera, aunque tras la victoria prometiera una tregua, también ganaría este sábado. Si le ponen el caramelo... Siempre corre para ganar y, cada vez más, con la historia como único rival. El triplete, algo nunca visto, es muy goloso. Cuando lo huela, seguro que le cuesta contener el ataque.

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