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Sergio Ramos, de nuevo frente al Madrid

Quedaban pocas jornadas para que terminara LaLiga 2004-2005 cuando el Madrid visitó el Sánchez Pizjuán, de donde volvió con un 2-2. Uno de los goles sevillistas fue un impresionante zambombazo de Sergio Ramos, desde una distancia respetable. Estábamos ya en el tiempo de los balones ‘reactivos’ que hacían inesperados extraños cuando se les golpeaba de determinada manera, y Casillas no pudo alcanzarlo. Cuentan que ahí decidió Florentino que ese jugador ‘había nacido para jugar en el Madrid’ y decidió ir por él. Del Nido lo puso difícil, pero la operación culminó y resultó ser uno de los grandes fichajes de la historia del Madrid.

Pero la ruleta de la vida ha dado unas cuantas vueltas desde entonces, y hete aquí que de nuevo le va a tocar a Sergio Ramos jugar contra el Madrid vestido de sevillista. Curioso contraste: Ancelotti apañándose con Tchouameni de central y Sergio Ramos en el Sevilla. No hay más culpable que los hados del fútbol, que fueron capaces de mandar a Kubala al Espanyol y de colocar a Luis Aragonés en el banquillo del Oviedo para dar el último empujón al descenso a su Atleti. Lo de este sábado no será tan dramático. Sergio Ramos es un futbolista con dos patrias y a ambas ha defendido con ardor. Ahora ha vuelto a la patria sevillista y sólo a esa se debe.

No se entendió bien con Mendilibar, que le penalizó con algún banquillazo que le escoció. Ahora tiene otro jefe, Diego Alonso, lo que significa una nueva línea de salida. Desde que se fue del Madrid no ha encontrado la estabilidad que necesita para cumplir su sueño de volver a la Selección, que ya no sé si podrá darse. En todo caso, el único camino para lograrlo es jugar con el Sevilla y jugar bien, y para eso tendrá mañana, salvo que Diego Alonso decida lo contrario, una ocasión ideal: un enemigo grande enfrente y más miradas que nunca sobre él, porque los ‘biris’ le han concedido una tregua pero el problema de fondo no está resuelto.