Sarabia agrava el caos de Xabi Alonso

El Madrid no perdió el liderato, pero perdió cosas más importantes. Ahora mismo, ni juega ni gana. La visita al Martínez Valero acentuó la dinámica negativa en la que anda envuelto con un Xabi Alonso emborronado por la confusión. El técnico apostó por transformar el once, con un dibujo engañoso en apariencia de tres centrales que nunca fue tal y dando entrada a jugadores como Fran García, Ceballos y Rodrygo. Claramente, Xabi no acertó; sus futbolistas, tampoco.

Eder Sarabia demostró el enorme entrenador que es y su pizarra dominó la escena sobre la del entrenador madridista. Se vio a un Elche valiente y decidido, como siempre, con un plan claro al que solo le faltó rotundidad en el balón parado defensivo. Bajo esas coordenadas, el Madrid nunca encontró la manera de hacer frente a su salida de balón. La presión hombre a hombre de Xabi quedó desvanecida con las apariciones interiores de Fort, la calidad inmensa de Febas y el juego directo de Sarabia sobre los puntas, una táctica que utiliza a diario el ideólogo del Elche. En ese doble duelo, André Silva y Rafa Mir, después Álvaro Rodríguez, lograron estirar a su equipo. Apenas Asencio, dentro de su nivel, resolvió la papeleta. Porque Huijsen ahora ni está ni se le espera.

En la banda izquierda ilicitana, Valera hizo lo que quiso desde el principio con Trent, desatento, sin nervio y errático. Por algo Xabi no le sacaba como titular fuera de casa hasta que las múltiples bajas le han llevado a ello. Esa fragilidad defensiva, estructural y no coyuntural, puso al Madrid sobre el alambre. La distancia entre líneas, la comodidad en el repliegue y la ternura en las marcas perforaron la red madridista. El Elche alcanzó méritos de sobra para suscribir un triunfo que el Madrid casi nunca tuvo a mano.

Casi el resultado fue lo de menos. El empate solo sería admisible si el Madrid se hubiera desempeñado de otra forma. Pero el orden táctico, la idea de juego y la solidaridad colectiva que pretende inculcar Xabi Alonso han degenerado en una desorganización permanente. Sarabia se lo dejó claro.

Pasividad total

La genialidad del gol de Febas tuvo cooperadores necesarios. Valera sí quería, con su taconazo, pero Huijsen y Trent quedaron señalados. El central no apretó y el lateral, como de costumbre, perdió la espalda.

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