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Samu Chukwueze asaltó el Bernabéu

El jueves pasado fui invitado a la tertulia futbolera de la mañana en Catalunya Radio. Éramos seis, yo el único de Madrid; los demás, tres hombres y dos mujeres, eran gente de prestigio y conocedora del Barça. Me asombró que entre ellos cundiera la impresión de que al Barça aún se le podría ir LaLiga. Les comenté que en Madrid no pensaba en eso ni Roncero. Y, efectivamente, nadie lo pensaba ya, según se pudo ver ayer. Ancelotti reservó varios titulares y los reservas jugaron el partido como un trámite, con alguna honrosa excepción. Sin Kroos ni Modric, el sextante y la brújula, el Madrid fue un equipo deshilachado al que además de juego le faltó brío.

Poco Madrid para este Villarreal, un club con buen gusto para elegir jugadores y entrenadores. Setién puso sobre el campo un equipo elegante. Débil atrás, pero capaz de organizarse bien cuando tenía la pelota, que fue bastante tiempo. Y con un extremo magnífico en noche de inspiración, Samu Chukwueze, una perla que trajo el club para el ‘B’ pero que tardó poco en entrar en el primer equipo y cada vez juega mejor. Ayer asaltó el Bernabéu. Abrumó a Nacho, marcó el primer y el tercer gol e inició la jugada del segundo, que concedió Alberola con fórceps después de que el VAR le avisara de que Chukweze no había recibido en fuera de juego.

En el otro lado todo fue Vinicius. Por él vino el primero, él hizo el segundo, él estuvo a punto de hacer el tercero. Sus carreras y regates sólo podían ser frenados en falta. Encontró colaboración en Benzema durante la hora que jugó éste, pero en general el equipo no estuvo, salvo en los arrebatos de Asensio, excelente en el primer tiempo en papel de interior. Lástima que sus compañeros de línea, Ceballos y Tchouameni, no colaboraran. El segundo incluso mereció la expulsión por una entrada insensata. Un bajón, en fin, después del subidón que supuso el partido del Camp Nou, y ahora a esperar al Chelsea, que es en lo que tiene el Madrid la cabeza.