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Richarlison, el delantero paciente

Apareció Brasil, frente a Serbia, para completar la primera tanda de partidos. Ya hemos visto a todos y las casas de apuestas van modificando su escala. España ha salido muy favorecida, tanto como perjudicadas Argentina y Alemania. Francia, Inglaterra y Brasil se mantienen donde estaban en la estimación general. Brasil,en lo más alto, como corresponde a su condición natural de equipo estrella del campeonato, hablando en términos históricos. Brasil es, a efectos de la Copa del Mundo, lo que el Real Madrid para la Champions, el equipo a batir. Se estrenaba ante Serbia, presentada por algunos como el gran peligro oculto, y la minimizó totalmente.

Ver jugar a Brasil provoca una curiosa sensación de placidez por la relación tan natural que tienen todos con el balón. No hace falta ni siquiera que hagan cosas extraordinarias, aunque siempre se puede esperar alguna y ayer la ofreció Richarlison, uno de los menos brillantes de la compañía, con un segundo gol que será difícil que alguien supere en todo el campeonato. En realidad la maniobra obedeció a un mal control al pase de Vinicius corregido con una pirueta que nos dejó boquiabiertos. Se puede decir que marcó un gol que aún no existía. Se puede decir también que por mucho fútbol que hayas visto aún te encuentras cosas inéditas.

Richarlison, delantero paciente, metido en la jaula de la defensa serbia sin apenas intervención, fue el hombre del partido con dos goles, tan diferentes: el primero, a puerta vacía, aprovechando un rechace a un tiro de Vinicius, el otro con la pirueta inédita. El partido estaba dibujado para Neymar, del que cuelga todo, quizá en exceso, como pasa con Messi en Argentina. Se fue lesionado, con una torcedura de tobillo que se espera no sea grave. En suma, Brasil ganó sin mayores excesos un partido que manejó de cabo a rabo y en el que Vinicius intervino menos de lo que solemos ver en el Madrid, pero estuvo en la antesala de los dos goles.