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Robert Hernando

Respeto

Respeto no es una palabra cualquiera; a lo largo de mi vida me han enseñado y he aprendido a ofrecer y a exigir respeto. De hecho, en prácticamente todos los libros que firmo y dedico lo hago mostrando mis respetos al receptor. Por todo lo que abarca esa palabra tan denostada en los tiempos que corren, donde lo que abunda es la avaricia, la codicia y el egoísmo extremo, para dejar de lado la consideración al prójimo.

Todo esto viene a cuento sobre la esperpéntica espantada protagonizada por Martín Braithwaite al abandonar como un ladrón la concentración del Espanyol en Marbella y su posterior vuelta al redil todavía más estrambótica que la fuga.

Con la más que probable marcha del danés perderemos el poco gol que nos quedaba. Yo soy el primero que confía en Nico Melamed y Puado como piezas fundamentales para el ataque perico a fin de acometer el ascenso, pero sus goles no parecen ser suficientes si tenemos en cuenta los que habremos perdido con su marcha y la de Joselu. La primera gran diana de Garagarza tiene que ser traer al proyecto a un delantero centro goleador de garantías para la categoría.

Pero, volvamos al “respeto”. Desde tierras andaluzas nos llegaban noticias de que no es únicamente Braithwaite el que no quiere o no le apetece, o no le viene bien, competir con el Espanyol en Segunda división, al parecer, hay varios jugadores más que se consideran superiores a la categoría a la que con su pésimo rendimiento cuando menos como colectivo llevaron ellos al pozo a un club histórico de Primera.

Bastaría con valorar uno a uno a los miembros de la plantilla con protagonismo en la temporada anterior para encontrar en algunas de las acciones de cada uno de ellos algún error individual gravísimo que nos llevó a la condena.

Martin Braithwaite, en Marbella.
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Martin Braithwaite, en Marbella.RCDECarlos Mira

Claro, que es entendible que a futbolistas que ya han correteado por San Mamés, el Santiago Bernabéu, el Metropolitano, etc les de cierta pereza ir a jugarse las habichuelas a Anduva, al Anxo Carro, o al Santo Domingo de Alcorcón. ¿Y a nosotros? ¿Alguien se cree que a los socios nos hace la misma ilusión jugar en primera que en Segunda? Pues, por supuesto que no. Sin embargo, aquí estamos porque nosotros sí tenemos respeto por una zamarra centenaria, por un orgullo de pertenencia que compartimos a menudo con nuestros seres más amados empezando por nuestros hijos, esos niños que fueron al colegio el día siguiente del descenso con la cabeza alta.

Por favor, es la hora de las caretas fuera cuanto antes, que los que se quieran ir lo digan y los que estén comprometidos también, estaremos a muerte con ellos y con su líder Luis García.

Falta cada vez menos tiempo para que comience la competición y, pronto se pueden empezar a vislumbrar carencias que mermen la capacidad del equipo por empezar la pelea en plenas condiciones. Cuándo menos que no nos falte la unidad, el compromiso y el respeto por el Espanyol. Ni nos lo merecemos, ni le puede salir gratis a nadie.

Robert Hernando es escritor y fue consejero del RCD Espanyol