Renunciar a Mbappé

Será comer las uvas y, oficialmente, el Madrid podrá hablar con Kylian Mbappé. Y todos estaremos pendientes de lo que pase. Pues la verdad es que no me gustaría que el repetido culebrón del verano sea también un culebrón de invierno y que la posibilidad de que el delantero se venga para la capital de España a final de temporada contamine el ambiente durante meses. Además de perturbar gravemente la política de fichajes del club merengue y la estabilidad del vestuario. Pienso sinceramente que habría que renunciar ya a Mbappé, porque bebo de buenas fuentes y me aseguran que no tiene ni idea de lo que quiere hacer. No sabe si renovar con el club dirigido por Qatar o llamar a Florentino Pérez para anunciarle que quiere vestir la camiseta blanca.

La duda es buena en la vida pero, como todas las cosas buenas, si abusas de ellas se convierte en malas. Y la duda de Mbappé refleja que, en el fondo, no desea tanto fichar por el Madrid. Si no ya lo hubiera hecho en una de las múltiples ocasiones que se presentaron ante él. Si no ya no estaría valorando la opción de seguir en la aventura parisina y no se motivaría con chorradas como convertirse en el máximo goleador de la historia de la liga francesa. El confort francés parece gustarle más que el riesgo español. Es respetable pero esta duda permanente empieza a ser una ofensa.

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