Reflexiones de verano de fichajes
Terminado el fútbol de selecciones, es tiempo de pretemporada de clubes. Cuando era niño me encantaba esta época veraniega en la que el fútbol competitivo estaba pausado y los clubes se reinventaban de cara al curso siguiente. Entre baño y baño en la piscina, leía en la toalla el recuadro del periódico donde se listaban los fichajes y ventas de cada club y también aquellos jugadores que pretendían, según la rumorología, incorporar. Las gotas caían sobre aquella especie de mapa del tesoro y yo anticipaba las emociones de la liga que se nos venía.
En cierto sentido los veranos son a los clubes lo que el cambio de año es a las personas: tiempo de enmienda y de promesas de mejora. No creo que haya ningún gestor que comience a trabajar la plantilla del curso siguiente con el objetivo declarado de empeorarla. Como nosotros prometemos ir al gimnasio, apuntarnos a inglés y leer más, los presidentes y directores deportivos juran ahora a los aficionados que tendrán el mejor plantel de los posibles. Los hinchas, por nuestro lado, seres de poca memoria, nos dejamos engatusar fácilmente e imaginamos equipos de ensueño.
Pero claro, para que todo esto suceda el club debe de saber, al menos, en que categoría jugará o, incluso, si existirá. A veces se usa la metáfora exagerada de la muerte para referirse al descenso de categoría. Bajar es una jodienda, sí, pero la única muerte en fútbol, lo único irreversible en este deporte que siempre ofrece revancha, es la desaparición del club. Ahora mismo es el Girondins de Burdeos quien está en la unidad de cuidados intensivos. Al parecer, si los dueños no logran una inyección económica de 42 millones de euros, el club del escapulario podría desaparecer. Esperemos que este escenario no llegue a acontecer.
Contrasta esto con el baile de millones habitual en la Premier League, en la que, por poner un ejemplo, el Ipswich Town, que llevaba nada menos que dos décadas lejos de la élite, ha invertido por ahora 70 millones en nuevos jugadores. Unos tanto y otros tan poco. El fútbol es muchas veces metáfora del mundo. En esto parece que también.
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