opinión

‘Reupaso’ al Madrid

Lo primero de todo, pedir disculpas a Nathan Reuvers...

Nathan Reauvers celebra una canasta.
David González
Julián Burgos
Llegó a la redacción de AS en Valencia en 2013. Antes fue delegado en AS en Alicante desde 2005. Sigue el día a día del Valencia y escribe las crónicas del Villarreal y Valencia Basket. Ha sido cronista de cuatro equipos valencianos en Primera. Ha cubierto Champions, Europa League, Supercopa de Europa, Euroliga, Eurobasket, Copa Davis…
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Lo primero de todo, pedir disculpas a Nathan Reuvers. Un pívot diferente del que este humilde cronista se llegó a preguntar si realmente era jugador de baloncesto. De eso hace dos años y la evolución del norteamericano ha sido tan brutal que esta noche se ha marchado del Roig Arena en un partido contra el Real Madrid de Euroliga mientras 15.000 gargantas le gritaban: “¡MVP, MVP...!”. La transformación del ‘3′ taronja ya era evidente, especialmente en este principio de temporada, pero el partido que se marcó ante uno de los mejores equipos de Europa va directamente a su vitrina de mejores partidos de siempre. El taponazo a Tavares, en el último cuarto, que sucumbió a su fuerza y a sus interminables brazos, fue el colofón a una actuación sobresaliente, más allá de los números en sí (14 puntos y 2 rebotes).

El Reupaso al Madrid es el segundo en dos meses y pico. Este en la competición que le ha rechazado tantas veces y que ahora le abraza por tres años. La afición se divirtió mucho. Al Roig Arena apenas le están saliendo los dientes y todavía le falta para alcanzar los decibelios que marcaba La Fonteta en los partidos grandes. Pero partidos como este son los que irán quedando en la historia y en la memoria del aficionado. E irán forjando otra caldera taronja. Ya se vio el primer “¡Madridista el que no bote...!" de la historia del Roig Arena. Por algo se empieza.

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Pero a parte de todo esto, lo realmente ilusionante es el grupo de jugadores que dirige con destreza Pedro Martínez. Dos ventanas de fichajes y varias operaciones traumáticas (salidas de Jones y Ojeleye...) después, el técnico tiene a los músicos perfectos para que su orquesta suene con el sonido que tiene en mente. Y cada vez está más afinada. El poso de Thompson, la electricidad de Badio, la plasticidad de Moore, la calidad de Montero, el músculo de Taylor... Y ahora la agresividad de Braxton Key, que se amolda al dedillo al estilo del Valencia Basket. Hasta dónde llegará es una incógnita. Pero bien es cierto que Europa mira a Valencia. Porque cada partido que juega demuestra que esto no va a ser flor de un día.

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