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Raphinha recogió el guante de Vinicius

Goleada al Borussia en el Bernabéu, goleada al Bayern en Montjuïc. Tres tantos de Vinicius el martes, tres de Raphinha el miércoles. Menudo Clásico nos espera este sábado. No hay mejor síntoma de salud de un club ni nada que dé más satisfacción a sus hinchas que las goleadas, algo que este nuevo sistema de Champions estimula. Hay opiniones que las utilizan contra el sistema, como señal de partidos sin interés por desproporción entre los contendientes. Bueno, pues aquí tenemos dos goleadas sin desproporción entre equipos grandes. Ocurre porque los goles pueden hacer mucha falta al final de esta fase de liga.

Ya se ha dicho, pero conviene repetirlo: con ocho jornadas, el tope son 24 puntos. Entre el 0 del que no puntúe nada y el 24 del que gane todo (y si no se da ninguno de los dos casos el arco será menor) quedarán encajados 36 equipos, de modo que forzosamente habrá muchos empates a puntos, y algunos pueden darse en las decisivas fronteras que separan el octavo del noveno y el vigesimocuarto del vigesimoquinto. Así que conviene acumular goles, cuantos más mejor. Nada de aflojar cuando el partido está resuelto. Después del tercero hay que ir por el cuarto y luego por el quinto. Ya no hay minutos de la basura.

Estas dos goleadas ponen en lo más alto la expectativa del Clásico, con Vinicius y Raphinha como principales focos de atención después de sendas exhibiciones en veinticuatro horas. Fútbol brasileño, fútbol de vértigo, fútbol de gol. El tipo de jugadores que levanta al público de sus asientos. A Raphinha le respalda el buen funcionamiento de su equipo, a Vinicius le falta eso, pero cuenta con la proximidad de Mbappé, que obliga a las defensas a compartir preocupaciones. Ya no son los tiempos de Mourinho y Guardiola, de Cristiano Ronaldo y Messi, pero el Clásico recupera todo su glamour.