Qué significa “inmediatamente”
Las normas no pueden incluir inconcreciones, sino palabras de efecto medido.

Imaginemos que una ley dijera “esta disposición entrará en vigor pronto”.
¿“Pronto”? ¿Y eso cuánto tiempo es?
Las normas no pueden incluir inconcreciones, sino palabras cuyos efectos se han establecido con precisión. Por eso las leyes hablan de que una norma “entrará en vigor 12 días después de su publicación en el Boletín Oficial del Estado”, o de que un reo de tal o cual delito cumplirá “dos años de prisión”. Todos los plazos legales se especifican con claridad para evitar discrepancias al respecto.
Por eso sorprende que el Nuevo Testamento –como ha dado en la flor de llamar Alfredo Relaño a los últimos absurdos reglamentarios del fútbol– utilice los términos “inmediata” e “inmediatamente” para señalar un lapso temporal.
Según la circular número 3 del Comité Técnico de Árbitros para la temporada 2024/25, es sancionable “la mano inmediata a gol, incluso si es accidental”, cuando el jugador “marca gol directamente con la mano o el brazo” o cuando “marca gol inmediatamente después de que el balón le toque en la mano o el brazo”.
Por tanto, se usan en una norma legal unos términos que remiten a un plazo de tiempo no delimitado. Porque aquello que signifique “inmediato” o “inmediatamente” dependerá siempre del contexto. Si alguien ordena construir un edificio “inmediatamente”, ya se sabe que dentro de esa palabra podemos visualizar un periodo de un año, por ejemplo. Incluso para comenzar las obras harán falta al menos unas semanas a fin de elegir al arquitecto, elaborar los planos, contratar a los obreros y comprar los materiales.
En cambio, en otros contextos el adverbio “inmediatamente” puede referirse a apenas unos segundos, por ejemplo en el protocolo médico que se ha de aplicar ante un infarto de miocardio.
¿Y qué significa “inmediatamente” en una jugada de fútbol? Pues depende. Al no haber quedado fijada en la norma la relación de contigüidad en las acciones (un toque, dos toques, tres toques después de la mano), aquí ese adverbio puede abarcar, o no, la jugada completa en la que el madridista Güler marcó tras tocar la bola con el brazo pegado al cuerpo (a todas luces de manera involuntaria, pues recibió un balonazo a tres metros), rebotar el cuero en el guardameta y regresar al delantero, quien empujó de nuevo el esférico, ya de forma deliberada, para llevarlo a la red.
¿Se puede considerar eso una acción “inmediata” o que ocurrió “inmediatamente”? Sí, pero también no. Porque ni el adjetivo ni el adverbio están definidos con una duración concreta. A diferencia de términos como “día”, “mes”, “segundo”, “minuto”, “año”, “noche”, “otoño”, “verano” y otros, que comunican un periodo determinado, palabras como “pronto”, “inmediato”, “enseguida”, “raudo”, “temprano”, “tarde”, “próximo”, “cercano”, etcétera, no transmiten ninguna medida exacta. Y ningún legislador con cierto conocimiento de la lengua las usaría para reglamento alguno. Salvo los autores de ese Nuevo Testamento, que no dan pie con bola (ya que hablamos de fútbol).
Porque ¿qué significa “inmediato”? Nos responde el Diccionario de las academias del español: “Que sucede enseguida, sin tardanza”. ¿Y qué sentido le da a “inmediatamente”?: “Sin interposición de otra cosa”. “Ahora, al punto, al instante”.
Según la primera acepción del adverbio, en el gol de Güler sí hubo interposición de otra cosa entre la mano y el gol: el rechazo del portero; pero el segundo significado deja abierta la interpretación variada, igual que pasa con el adjetivo, pues todo sucedió en apenas un instante (palabra ambigua a su vez, ya que significa “porción brevísima de tiempo”, otra imprecisión).
Parece mentira que una norma se haya redactado con tanta incompetencia lingüística.
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