Presidenta Aguilar
Elisa Aguilar es oficialmente desde el lunes la nueva presidenta de la Federación Española de Baloncesto en sustitución de Jorge Garbajosa. Su desembarco al frente de una de las federaciones más importantes del deporte, en un cargo que sólo han ocupado antes otras once personas en 100 años, ya es una noticia relevante por sí misma, pero ha multiplicado su trascendencia por el hecho de ser mujer, mucho más en plena polvareda de las reivindicaciones lanzadas desde el fútbol femenino. Elisa conoce la importancia que tiene su condición de pionera en ese puesto directivo, que en su discurso inaugural tildó como “un hito histórico que reconoce el papel de las mujeres en el baloncesto y que marca el paso de la sociedad española”. A pesar de ello, no se siente ni quiere sentirse como una bandera de la lucha por la igualdad, porque ella no ha llegado a la presidencia “por ser mujer, sino por la meritocracia”. Efectivamente, la madrileña tiene una preparación impecable por formación, por experiencia de gestión y por currículo deportivo. Un perfil ideal con independencia del género.
No es casualidad que su caso haya brotado en la FEB, que es la Federación con más licencias femeninas, un total de 130.644 en 2022, muy por encima de la siguiente, Montañismo, con 103.914, y la de Fútbol, con 87.827. Hoy, sólo otras dos mujeres ocupan ese cargo: Asunción Loriente, en Remo, e Isabel García, en Salvamento. Una asignatura pendiente. Hace tiempo que el basket promociona a sus mujeres deportistas, así que su nombramiento es una consecuencia natural. Aguilar brilló como jugadora, con 222 internacionalidades y seis medallas con la Selección, entre ellas un oro en el Eurobasket, y luego se ha curtido en la gestión. No se siente una bandera, pero puede llegar a serlo. Igual que las niñas vieron en ella un espejo para saltar a la cancha, ahora puede inspirar ese ejemplo en los despachos.