Por qué Italia adora a Morata
Álvaro Morata no deja de recibir cumplidos desde que regresó a Italia. Su técnico, los tifosi, hasta los rivales se deshacen en elogios sobre el español y es un hecho que alguien que se limitara a leer fríamente sus números, quizás, no entendería. El capitán de la selección ha jugado 11 partidos como rossonero, sumando 719 minutos, dos goles y dos asistencias. Lo mejor, sin embargo, no se ve a través de las estadísticas. Fonseca lo recalcó ayer y también lo había afirmado tras el Monza: “Ha sido el hombre del partido. Lo que hace para el equipo es magnífico, le doy un gran valor. No marcó goles, pero llegarán. No debe preocuparse”.
Morata presiona, gestiona cada ataque, busca huecos para sus compañeros y si toca defender, también está. En resumen: hace que su equipo juegue mejor. Es un concepto que se aplicó también durante su etapa juventina, aunque allí sí que los números se aplican bien para reforzarle: 185 partidos, 59 goles, 39 asistencias. Morata rindió como delantero centro, como segundo delantero, como extremo… Es el tipo de generosidad que en Italia conquista a futboleros y prensa.
Y cuando habla, nunca es banal. Su última entrevista confirma que, aunque con elegancia, sabe expresar sus opiniones sin morderse la lengua, animar al equipo y últimamente sus ideas sobre la salud mental, tema del que todavía se habla demasiado poco, se han hecho virales. Siempre tuve la sensación de que, cuando se trata de Morata, los comentarios cambian en función del pasaporte del que hable. Los españoles a menudo son duros, mientras que es difícil que un italiano no lo quiera en su equipo. Hoy, en el Bernabéu, el punta vivirá un reencuentro siempre emocionante y complejo, que es una oportunidad para volver a demostrar su valor. Las esperanzas del Milan pasan por su capacidad de hacer brillar a los demás.