Pogacar, Evenepoel y los demás

El desenlace del Europeo de ciclismo en carretera fue un calco al del Mundial, solo una semana después. Un ataque lejano de Tadej Pogacar para atrapar el oro. En Kigali lo hizo a 104 kilómetros. Una salvajada. En Ardecha estuvo más comedido, entre comillas, y se lanzó a 75 km. Otra barbaridad que empieza a convertirse en normalidad. A la estela de Pogacar, como incontestable plata, Remco Evenepoel. En Francia se ha quedado más a gusto con el resultado, tras las averías que le impidieron progresar en Ruanda. Y detrás de Pogacar y Evenepoel, ya asentados en las dos primeras plazas, llegaron todos los demás, encabezados por un puñado de elegidos entre los que estuvo, por dos veces, Juan Ayuso. El líder español fue octavo en África y sexto en Europa. Dos puestos meritorios, aunque esperábamos más. Él también. Estuvo valiente en los dos Campeonatos, asumiendo su responsabilidad, pero lejos de Tadej y Remco, y cerca de un bronce que, en ambos casos, vio esfumarse en beneficio de rivales más fuertes. En el Mundial se lo colgó el bregador Ben Healy. Y en el Europeo, un espectacular Paul Seixas, un joven de 19 años que exhibe maneras de estrella. Quizá Francia ha encontrado ya al sucesor de los míticos Bernard Hinault y Laurent Fignon, los últimos ganadores del Tour allá por los años 80.

Las dos carreras confirman a Pogacar como el número uno, por si alguien lo dudaba. Y a Evenepoel, como su oponente más próximo en este tramo del curso, si bien Van der Poel ocupó ese escalón en las clásicas y Jonas Vingegaard en la Grande Boucle. En el caso de Remco, su peldaño asciende al más alto en la contrarreloj, donde es el indiscutible rey, incluso por encima de Pogacar. El esloveno ha cerrado un doblete portentoso, Mundial-Europeo, a su peculiar estilo: atacando cuándo y dónde quiere. En solitario. Sin ningún rival más allá de sí mismo y de la Historia.

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