Plata, bronce... y el sueño del oro
Después del bajón del miércoles, vino el subidón del jueves. Y eso que la vela tuvo que aplazar el alirón de Diego Botín y Florian Trittel en la clase 49er por falta de viento. Los Juegos Olímpicos son así. A veces se pierden medallas cantadas, y otras veces caen otras inesperadas. El bronce de Pau Echaniz es un ejemplo claro de esto último. De las siete bazas del día, nadie contaba en sus pronósticos con este octavo candidato, que se colgó una de las cuatro medallas que se fraguaron durante la jornada. Una de ellas, la del Enmanuel Reyes Pla, ‘El Profeta’, todavía no conoce su color. Los Juegos también aplican con frecuencia la justicia poética y devuelven la gloria arrebatada en ediciones anteriores. Son los casos de María Pérez y Álvaro Martín, que después de quedarse a un paso del podio en Tokio 2020, con dos cuartos puestos, han podido desquitarse en París 2024 con una plata y un bronce, respectivamente. Sus medallas ya no son de chocolate. También existe el ejemplo contrario, grandes competidores que sucumben ante el peso de la responsabilidad olímpica, como le ocurrió a Niko Sherazadishvili, que volvió a claudicar en la puerta de las medallas para coleccionar otro diploma que no le llena lo más mínimo, y así lo expresa. Igual que tampoco se siente contento Hugo González con su sexto puesto en una disciplina en la que es oro mundial.
El camino de María y Álvaro no se acaba aquí. El próximo miércoles, 7 de agosto, formarán pareja en el novedoso relevo mixto, que afrontarán como la combinación más potente. Ambos son, vigentemente, dobles campeones del Mundo, aquellos cuatro imponentes oros que se colgaron el pasado verano en Budapest. Y ambos son, desde este jueves, medallistas olímpicos en París. De hecho, España es el único país que ha subido representantes en los dos podios. No es ninguna bravuconería afirmar que serán los máximos favoritos al oro. Siempre que los problemas técnicos o físicos no se crucen en su destino. De momento son plata y bronce. Y todavía aspiran a subir al peldaño más alto. En España siempre nos ha ido la marcha. De las 18 medallas históricas que ha conquistado el atletismo en los Juegos, siete han sido en esta especialidad. Que no pare la fiesta.