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Piqué en Mánchester

De Gerard Piqué está hablando todo el mundo y cuesta encontrar palabras que aporten contenido novedoso a la tarea de glosar la figura del que ha sido, sin duda, un central de leyenda, un privilegiado en el entendimiento de las situaciones defensivas y del inicio de la construcción ofensiva. Lo que siempre me he preguntado es si en el Manchester United fueron conscientes del valor del jugador que habían fichado y dejaron escapar.

Es probable que Gerard hubiese acabado en el Barça de todas formas, porque siempre fue su deseo triunfar en casa. Su contrato en Inglaterra acababa en 2009 y entonces se podría haber marchado libre a cualquier lugar. En el verano de 2008, a los red devils les pareció una buena operación traspasarlo por cinco millones de euros al conjunto catalán. El equipo de Sir Alex Ferguson acababa de ganar la Champions League en Moscú y en ese partido contra el Chelsea, aunque viajó y formó parte de la expedición oficial, Piqué no entró en la convocatoria definitiva. Es verdad que en aquel momento Rio Ferdinand y Nemanja Vidic formaban una pareja que estaba considerada como una de las mejores del mundo -si no la mejor-, pero el entrenador escocés prefirió tener en el banquillo a John O’Shea y a Mikaël Silvestre para la posición de central. Sólo doce meses después, Piqué sería titularísimo en la final de 2009 en la que el Barcelona derrotaría al mismo Manchester United. De hecho, le costó muy poco hacerse con el puesto en el Camp Nou: en semanas, pasó de ser el quinto central en el Teatro de los Sueños a ser una de las piezas claves de la construcción de un equipo inolvidable que escribiría con letras de oro su nombre en la historia del fútbol mundial.

Ferguson, una vez vendido Piqué, decidió promocionar a Jonny Evans como apuesta de futuro en esa posición. El norirlandés era un año más joven y jugó 16 partidos como titular en la Premier 08-09, una cifra que estaba muy por encima de los números que el barcelonés había tenido en su última campaña en Old Trafford al regresar de una productiva cesión en el Real Zaragoza que había demostrado que ya estaba preparado para el primer nivel.