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París 2024, los Juegos de la gente

Balance. París echa el telón hoy a los Juegos de la gente. Ha sido una celebración maravillosa. El silencio, las mascarillas y los análisis de saliva de Tokio han dado paso a una explosión de júbilo. Casi elevándose por encima de los deportistas, la afición ha tomado los Juegos y se los ha hecho suyos. El Comité Organizador anunció la venta de 9,5 millones de entradas. Y estas no se las quedaron los especuladores. Las sedes han sido un reguero de gente continuo. Las estaciones de tren y metro, una procesión de banderas y de camaradería. París, que arrancó armada hasta los dientes y obsesionada con la seguridad por la incertidumbre que envolvía la primera ceremonia inaugural callejera de la historia, ha ido relajando sus medidas y permitiendo que la gente disfrutase de los encantos de la ciudad. Los tiradores de esgrima se desafiaron en el Grand Palais, los ciclistas se mezclaron con los pintores en Montmartre (uno hasta entró al servicio en uno de sus cafés en medio de la carrera); y España ha dado su pincelada en casi todos los enclaves de este museo móvil que han sido los Juegos Olímpicos. María Pérez y Álvaro Martín se colgaron el oro a los pies de la Torre Eiffel. Las mujeres del 3x3 femenino fueron mosqueteras en La Concordia; Ayoub Ghadfa se fajó en los pesados en Roland Garros. El fútbol (“irresistible España”, escribía ayer ‘L’Equipe’) conquistó el Parque de los Príncipes. Jordan Díaz tocó la campana y dejó marcado su triple salto de 17,86 metros sobre el foso de Saint Denis. La guinda la puso, en La Défense, el oro del que ya es el mejor equipo femenino de la historia: el waterpolo del gurú Miki Oca.

Fin. A Alejandro Blanco le toca hacer balance hoy. Tal vez, se excedió en el pronóstico, porque los Juegos tienen muchos tiros al palo, como esa barbaridad de cuartos puestos que han acompañado a la delegación. Pero España se va con buenos recuerdos, para qué las decepciones si han sido los Juegos de la alegría. Los que conectaron a toda Francia, de sede en sede, a través de Lèon Marchand, el nuevo fenómeno del país vecino. Los del regreso a lo grande de Biles, de los 6,25 metros de Duplantis y los dobletes monumentales de Remco Evenepoel (contrarreloj y ruta) y Beatrice Chebet (5.000-10.000). Del oro con el que Djokovic entró definitivamente en el Olimpo del tenis. Los Juegos del casi de Serbia contra el Team USA. Los Juegos del glamour (Nicole Kidman, Lady Gaga, Tom Cruise...). Los Juegos de la gente.

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