Otro 19 de mayo histórico en Can Barça

Efeméride. El 19 de mayo de 1996, tal día como hoy hace 28 años, el Camp Nou se llenó de pañuelos blancos para condenar a Josep Lluís Núñez, que 24 horas antes había destituido por las bravas a Johan Cruyff, el entrenador que más gloria le había dado al club en su historia. Su hijo Jordi marcó un gol en aquel Barça-Celta y el Estadi explotó. “Johan, perdónalos, porque no saben lo que hacen”, se leía en una del centenar de pancartas que se colocaron contra el presidente. Núñez, que tenía su policía política en el club, también hizo poner algunas con dudoso gusto: “Johan, no te dejes al hijo”. Este domingo 19 de mayo de 2024 también apunta a día histórico en Can Barça. Otra leyenda del barcelonismo, Xavi, se va a ir por la puerta de atrás salvo vuelco muy improbable. Su bagaje como entrenador no llega ni de lejos al de Cruyff, creador del Dream Team, generador de un ADN que quedó grabado a fuego en el club, y entrenador con una desbordante personalidad que se enfrentó las veces que hizo falta al presidente. Xavi, que como jugador lo fue todo, se irá con poco más que una Liga y la sensación de no haberse impuesto en nada. Para empezar, se bajó del barco de Víctor Font en la carrera electoral; y luego se abrazó a Laporta para llegar de la manera que fuera al Barça cuando el hoy presidente le había hecho de menos: “Para ser entrenador, antes tiene que pasar por el filial”.

Sombrío. Xavi tuvo este sábado la oportunidad de convocar un plebiscito para hoy domingo en Montjuïc. Pedir el respaldo de la gente y poner en una situación de apuro a Laporta. Morir matando. A cambio, escogió un perfil sombrío, con respuestas enlatadas que intentasen no molestar a nadie. Ese ha sido uno de sus principales problemas. Que así ha acabado molestando a todos. Laporta, embaucado la noche del sushi en su piso de la Diagonal, se ha convencido de que Xavi no ha sido un hombre de club. Deco, que no ha creído nunca en sus postulados futbolísticos, no comprende que le haya cargado el muerto de Vitor Roque cuando fue el entrenador quien apretó para que viniese en enero. Y, finalmente, los jugadores se han ido distanciando de él. Decir que te vas sin avisar como hizo en enero es malo, pero darse la vuelta luego es peor. Excepto la apuesta por los jóvenes, hay muchos argumentos en contra de Xavi, pero el principal salió de su misma boca. El 2 de febrero, dijo en sala de prensa: “Si los objetivos no se cumplen, hay que irse”. Salvo que se vea en condiciones de salir vivo de esta nueva misión imposible, tal vez lo mejor que pueda hacer Xavi es irse con grandeza.

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