Otra sanción a la carta
El tenis continúa con las sanciones a la carta. Mucho más sorprendente en esta ocasión, porque el pacto con Sinner implica la complicidad de la Agencia Mundial Antidopaje.


El tenis continúa con las sanciones a la carta. Mucho más sorprendente en esta ocasión, porque implica la complicidad de la Agencia Mundial Antidopaje, el órgano que supuestamente debe velar por el cumplimiento fiel del reglamento, sin ninguna distinción por el nombre del deportista o por la especialidad deportiva. Sólo dos días después de que transcendieran unas declaraciones de un portavoz de la AMA en las que avanzaba la petición entre uno y dos años de sanción para Jannik Sinner, la propia Agencia emitió un comunicado para revelar que había llegado a un acuerdo con el italiano, que aceptaba la culpa de que “el deportista es responsable de la negligencia de su entorno”, a cambio de una pequeña suspensión de tres meses, que ya ha empezado a cumplir, en un momento cómodo del calendario que no afecta a su participación en los tres Grand Slams que restan esta temporada.
Todavía anda reciente el castigo de un mes de otra número uno, Iga Swiatek, que cumplió en parte durante sus vacaciones. Un cachondeo. O queda vivo el recuerdo de cómo se gestionó sibilinamente el año pasado, en silencio y sin suspensión provisional, el cierre del expediente de Sinner por dos positivos con clostebol. Con esta misma sustancia, otro tenista modesto, Stefano Battaglio, ha sido condenado cuatro años, y la patinadora española Laura Barquero, un total de seis después de reducir la decisión inicial de ocho por falta de voluntariedad. También contrasta con los penosos procesos de dos jugadoras como Simona Halep y Tara Moore. Esa desproporción es lo que ha empujado a Novak Djokovic a unirse a otras voces discrepantes para revelar que una mayoría del circuito piensa que “hay favoritismo”. El serbio no critica directamente a Sinner, sino a un sistema “sin transparencia” que favorece a unos mientras perjudica a otros, en casos similares.
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