Ojo a los recodos del campo
Campeón de la Supercopa, líder en solitario en la Liga y en busca de boletos para el triplete en la Copa y la Europa League. Es lo que tienen los subidones de adrenalina en Can Barça. Le metes un meneo al Madrid ante medio mundo y el estado depresivo toma el puente aéreo. Poco antes de Navidad se llegaba a discutir a Xavi, si estaba demasiado verde o el equipo le venía demasiado grande. Hoy es el técnico que revolucionará el fútbol en la próxima década con un equipo liderado por dos juveniles mientras el madridismo se ha caído de la calabaza del sextete y barrunta un plan renove drástico para el eje del equipo, más cerca de la cuarentena que de la treintena.
En ese estado de ensoñación viene la eliminatoria copera en Ceuta. La Copa ha sido de siempre la competición fetiche del Barça, al menos desde que tomó el relevo al Athletic. Es el torneo decano y el que le permitió sobrevivir en épocas de sequía. No en vano es el último título mayor que conquistó en estos tres últimos años de travesía por el desierto. Ahora se vislumbra una temporada de espigas gordas, como en los sueños bíblicos de Josué. Pero como en todos los sueños es necesario no dormirse en ningún recodo del camino, no vaya a ser que nos despertemos sin saber qué ha pasado, chupando un palo sentados sobre una calabaza, que diría el mítico Joan Manuel Serrat.