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Odegaard, una equivocación de muchos

Bandera. El fin de semana trae el Arsenal-Manchester United como gran reclamo en Europa. El SuperArsenal de Arteta, líder destacado en la Premier, equipo de autor, ante un United muy mejorado con Ten Hag, otro conjunto, como el gunner, que se está subiendo a las barbas del City de Guardiola. Si hay lucha por el título en Inglaterra es por el crecimiento de sus jugadores bandera, Odegaard y Rashford, líderes indiscutibles pese a que la presión amenazó con sepultarles en sus inicios de carrera. Se han rehecho bien.

Madurez. Lo de Odegaard es especialmente llamativo. Talento de highlights desde los 15 años, la decisión de seguir su formación en el Real Madrid no tuvo recompensa con una mayor continuidad en el primer equipo. El Madrid no espera a nadie. Brilló en la Real Sociedad cedido, pero el Bernabéu se le hizo bola. Su camino lo ha ido marcando él de manera bastante calculada. Quiso fichar por el Madrid cuando todos lo pretendían y decidió irse del Madrid cuando todos le repudiaban. Sin más.

Cabida. Odegaard apostó a lo grande, es una realidad. Y le ha salido bien. Tenía un plan a largo plazo, pese a las prisas de muchos. Se marchó a un Arsenal en ruinas, uno que ni siquiera jugaba en Europa, y hoy es ya su líder futbolístico natural y el de Arteta. A este nivel tendría encaje en cualquier plantilla del mundo, incluida la del Madrid en plena renovación de su centro del campo histórico. O eso parece. Sólo el noruego sabe por qué emprendió su carrera lejos de Chamartín y de la máxima élite. Muy mal no le ha ido: acaba de cumplir 24 años y es el mejor futbolista de la Premier.

Estafa. Jesé está libre y a la busca de equipo. Su aventura en el Ankaraguçu turco acaba de concluir como otras tantas de españoles en Turquía, incluidos en su día Del Bosque y Luis Aragonés: con promesas incumplidas y muchos problemas para cobrar. Tres meses estuvo sin percibir su salario. Si se le añade algún problema personal de gran calado, mejor cerrar aquella puerta y tratar de abrir otra. Tiene 29 años aún. El fútbol no ha acabado para él.

Hoy descubrimos a… Miguel Monsalve (2004). Estaba atascada Colombia ante su gente en el estreno del Sudamericano Sub-20 y apareció este fino centrocampista de 18 años para filtrar un pase invisible a Daniel Luna, otra de las estrellas colombianas del torneo. Mucha fe depositada en Monsalve, talento precoz surgido de Independiente de Madellín. Poco tardó en demostrarlo. Es pura clase. A vigilarlo.