Ni en Europa ni en África
El inicio de la vista en el Tribunal Europeo por el conflicto de la Superliga Europea prácticamente ha coincidido en el tiempo con el anuncio oficial de la creación de otra Superliga, la africana. Resulta extraordinariamente llamativo que el torneo africano haya sido ideado por la propia Confederación Africana de Fútbol (CAF) y que cuente con el respaldo de la FIFA -de hecho, fue Gianni Infantino quien deslizó la idea por primera vez en una comparecencia pública-. Recordemos que tanto la CAF como la FIFA firmaron la carta que todos los organismos rectores del fútbol mundial publicaron como respuesta a la creación de la Superliga Europea el fatídico domingo en el que los doce clubes fundadores anunciaron el lanzamiento de la controvertida competición. En esa carta se hablaba del mérito deportivo y de la necesidad de que los torneos fueran abiertos, rechazando así que los clubes más poderosos contaran con el privilegio de disponer de plazas fijas. Sin embargo, y aunque aún no se ha confirmado oficialmente el formato de la Superliga Africana, ahora la CAF y la FIFA sí apoyan un torneo en el que se especula que los veinte mejores equipos del continente participarán todos los años -con cuatro invitados que sí se clasificarían-.
La posición de la CAF y de la FIFA no sólo resulta incoherente. Es que además deslegitima su rechazo a la Superliga Europea y debilita la postura de la oposición al torneo que apoyan Juventus, Barcelona y Real Madrid. Deja sola a la UEFA como bastión defensor de la democracia en las competiciones internacionales. Sé que el fútbol africano es muy diferente al europeo y que necesita nuevos impulsos, pero no crear privilegios ni diferencias entre los posibles participantes de un torneo debería ser una línea roja que no debería cruzarse en ningún continente. Ni en Europa ni en África. Y aunque quieran vendernos que la nueva Superliga Africana no sustituirá a la Champions League Africana sino que convivirá con ella, lo cierto es que la diferencia de foco mediático entre ambas será abismal. Y los clubes que queden excluidos de la primera tendrán un futuro mucho más complicado.