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Nápoles, un atraco y un ‘scudetto’ en la cabeza de todos

Hay mejores maneras de acabar el domingo que en el hospital después de una somanta de hostias. Leo en la prensa napolitana que un chico intentó atracar una pizzería a punta de pistola el domingo y la cosa acabó mal. El dueño tenía otros planes. No se sabe si porque el tipo era caliente, porque el chaval tenía diecisiete años y todo un arte delictivo que perfeccionar o porque el otro vio que el arma con la que le querían tangar era de juguete, pero la cosa acabó a puñetazos. Mientras el ladrón trataba de escapar del lugar, el pizzero le persiguió y terminaron zurrándose en la calle hasta que aparecieron los carabineros. Ahora lo acusan por intento de atraco. A seis minutos en moto de la escena, mientras sucedía todo esto, el Nápoles le estaba ganando a la Roma y tocando el scudetto con las manos.

Kvaratskhelia y Osimhen celebran el primer gol ante la Roma.
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Kvaratskhelia y Osimhen celebran el primer gol ante la Roma.CIRO DE LUCAREUTERS

“Non succede, ma se succede…”, suelen decir los napolitanos porque cuando algo toca el terreno de la superstición no se fían ni de su madre. Esta mañana le di la enhorabuena por el scudetto virtual a Antonio Moschella, que es escritor, napolitano del 83 y residente en Buenos Aires. Quería saber cómo lo celebraría una persona inevitablemente marcada por el maradonismo. Qué locuras planeaba. Deseaba también compadecerme, pobre europeo, por no animar a mi equipo como es debido, a la desaforada manera de los argentinos y los italianos. Yo necesitaba escuchar que se venía la segunda explosión del Vesubio, pero en su lugar Antonio casi me regañó. “Lo primero, empezaste de la peor manera. Sabes cómo somos con esas cosas quedan 18 partidos...”.

La superstición le encaja al Nápoles. Esa visión pesimista del porvenir con la que han hecho carrera tantos y tantos defensas italianos, le sienta como un guante a un club acostumbrado a los descalabros. También a su presidente, De Laurentiis, que no es napolitano pero se comporta muchas veces como si lo fuera y obliga a sus amigos a sentarse siempre en el mismo orden en el estadio para no romper la cábala. La suerte para la gente del Diego Armando Maradona es que Spalletti ha montado un equipo que envía las supersticiones al carajo cada vez que juega. No hay folclore en lo suyo, solo un fútbol moderno, atacante y matemático. Ni siquiera necesita milagros, como el que fue tener al mejor jugador de la historia en sus filas. Sacan trece puntos al Inter y quince a Lazio, Atalanta y Milan. Nadie llevaba tanta ventaja a estas alturas del año desde que en la Serie A juegan 20 equipos. El scudetto va a llegar pero mientras tanto los napolitanos hacen cualquier cosa para esquivar el tema y no gafarlo. Alguno hasta sale a atracar tiendas con tal de no ir al estadio.