OPINIÓN

Nadal, un modelo a seguir

Su figura trasciende al deporte e incluso a España. Es un ídolo, un icono mundial, con un carisma y una personalidad reconocibles en cualquier rincón del planeta.

MADRID, 10/10/2024.- Fotografía de archivo (30/07/2024), del tenista Rafael Nadal que anunció este jueves su retirada definitiva del tenis en la final de la Copa Davis que se disputará en Málaga del 19 al 24 de noviembre. EFE/Juanjo Martin
Juanjo Martín
Tomás de Cos
Director adjunto de estrategia en Diario AS. Media vida en AS.com como redactor, bloguero, portadista, jefe de producto, editor jefe de América, subdirector o director de estrategia digital y expansión internacional. Impulsor de las ediciones internacionales de AS y sus verticales. Amante del deporte y sus valores. Fanático del tenis.
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Rafa Nadal se retira del tenis profesional tras una carrera inolvidable, trufada de domingos felices y momentos emotivos de toda índole. Su colección de títulos y récords, casi infinita, evidencia el tamaño descomunal de su figura en la historia del deporte. Va mucho más allá de Roland Garros, mucho más allá del propio tenis. Su figura trasciende al deporte e incluso a España. Es un ídolo, un icono mundial, con un carisma y una personalidad reconocibles en cualquier rincón del planeta. Profundamente imperfecto, profundamente humano.

El legado de Nadal y su impacto en la sociedad es gigante. Desde hace años es un ejemplo de comportamiento en la pista, en las buenas y en las malas, bajo los focos del escenario y en la penumbra de las bambalinas. Antes, durante y después de los partidos. Los momentos que ha vivido frente a todos nosotros, junto a algunas de las sabias reflexiones que nos ha dejado, han servido a millones de entrenadores para explicar mejor a los futuros deportistas en qué consiste la competición. Para moldearlos psicológicamente frente a los retos, la adversidad, el miedo, la victoria o la derrota.

El tenis es un deporte que prepara para la vida, de forma despiadada en ocasiones. Una actividad en la que uno aprende a conocerse a sí mismo; a gestionar las emociones; a respetar, sufrir y reconocer los méritos del oponente; a saber leer y anticiparse a las intenciones del rival; a analizar cómo marcha el juego e improvisar tácticas y estrategias alternativas sobre la marcha; a convivir con el peso de la presión y el estrés del resultado; a tomar decisiones en décimas de segundo; a entender que el fallo es parte esencial del juego; a lidiar con la tolerancia a la frustración y las ganas de abandonar.

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Por todo eso, Nadal se ha convertido en un modelo a seguir. En él reconocemos atributos innegociables para tener el éxito que anhelamos: el talento (con el que se nace y el que se hace), la autenticidad, la humildad, la ambición, la constancia, el esfuerzo como seña de identidad, la mejora continua, la autoconfianza y el no rendirse. Es obligado subrayar su descomunal talento, que ha sido ninguneado a menudo, y su actitud, un factor multiplicador sin el que no se entiende su éxito.

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