Nadal no ceja en su empeño
El Masters 1.000 de Montecarlo, uno de los grandes escenarios de la temporada de tierra batida, comienza este domingo sin su rey histórico en escena. La corona de Rolex, tan del gusto de los reporteros gráficos que cubren el torneo, no se posará este año sobre la cabeza de Rafa Nadal, el plusmarquista que ha inscrito su nombre once veces en el palmarés del Principado. Los siguientes del ranking, Ilie Nastase, Björn Borg y Thomas Muster, ostentan tres trofeos, para que nos hagamos una idea de la dimensión del español. Un récord galáctico. El fenómeno de Manacor anunció su ausencia en Mónaco el pasado jueves con palabras que inundan su situación de pesimismo. “Están siendo tiempos difíciles para mí”. “Simplemente, el cuerpo no me deja”. El adiós de Rafa está cerca, muy cerca, eso es indudable. Pero también hay que interpretar las imágenes y leer entre líneas. Nadal acompañó su comunicado oficial con un vídeo de un entrenamiento donde se le ve golpeando la pelota con tesón.
Esta secuencia no trasmite un mensaje de rendición, sino todo lo contrario. El campeón no ceja en su empeño de volver, de competir sobre la superficie que le dio su mayor gloria. Y viceversa. El físico no se lo permite todavía. Su tío Toni revela que aún sufre con el servicio. Hay que insistir. Si luego nos vamos al último párrafo del anuncio de Nadal, encontramos una nueva pista de su persistencia. Rafa habla de “mirar hacia el futuro inmediato” y de pelear por “la oportunidad de que las cosas mejoren”. Mucho tiene que cambiar su estado físico, y también anímico, para que esta maravillosa película no termine esta temporada con el cartel: The End. Pero no será ahora. El 22 veces ganador de títulos de Grand Slam quiere que sea dentro de una cancha. Con la raqueta en la mano. Como merece su deslumbrante trayectoria. El rey de la tierra.