Nacho siempre cumple

El título de esta columna es buscado. A Nacho no le hace gracia el concepto y tiene sus razones. Pareciera que el cumplir sea algo peyorativo. Quien pudiera, en tantos ámbitos de la vida diurnos y nocturnos, ser cumplidor. Pero nadie cumple casi 350 partidos con el Real Madrid (le faltan dos), ha sido 24 veces internacional y tiene 24 títulos en su palmarés siendo el que lleva, como se decía antaño, el botijo. Mientras algunos de sus compañeros se tomaban su profesión a chufla y otros no pisaron el gimnasio ni a tiros hasta que se retiraron (véase Özil), la capacidad de Nacho para tener tu cuerpo como un reloj suizo y a disposición de cualquier llamada durante once años denotan una pasta especial. Su primera lesión la tuvo a los 28 años y ser diabético no sólo no le ha frenado, le ha hecho cuidarse, como siempre dice, el triple.

Para Dwayne Johnson, el gran faro del cine testosterónico actual, el éxito no siempre va de grandeza, se trata de ser consistente. El complutense ha sido una roca a la que se han agarrado Ancelotti, Zidane, Mourinho, Solari y Benítez sin verse defraudados. Si Nacho es capitán del Madrid y ha jugado para entrenadores que acumulan diez Champions en los banquillos no es porque cumple, es porque es un gran futbolista.