Momento para tener ambición
Queda un partido, el de este martes en Bilbao, para cerrar la primera parte de una temporada atípica por la disputa del Mundial en plena competición doméstica. Ahora, tras la victoria cosechada ante el colista, el Elche, que, por cierto, ya está buscando a su tercer entrenador tras la salidade Almirón, el Real Valladolid ocupa una muy meritoria décima posición en la tabla. Es decir, con un tercio del campeonato disputado los 17puntos obtenidos situarían a los de Pacheta en una puntuación final de 50 puntos. Por tanto, las cosas van bien, pero nada está garantizado y todo se puede torcer. Son sóolo seis puntos de ventaja con respecto al descenso y quedan 25 partidos por jugar, todo un mundo. Sería un error, pues, pensar que la salvación va a ser coser y cantar. Todo lo contrario. Lo normal es que el Pucela sufra hasta el final y que después de tres victorias consecutivas en casa en las últimas cuatro jornadas vengan las épocas de vacas flacas. Por eso hay que aprovechar el momento y sumar todo lo que se pueda en la primera vuelta, por lo que pueda pasar después.
Y por eso es muy importante el partido ante el Athletic. Ganar en San Mamés daría todavía más felicidad de la que ya dio la victoria ante el Elche, como afirmaba Pacheta en sala de prensa. Ganar a los de Valverde sería llegar a los 20 puntos, la mitad de los necesarios para la permanencia, con cinco partidos por jugar de la primera vuelta. Ganar en Bilbao sería quedarse a un punto del Athletic y alcanzar, probablemente la octava o novena posición. Hacerlo sería fantástico y no se puede dejar escapar la posibilidad de intentarlo al máximo. Sí, al máximo, y no como se intentó en Pamplona o en el campo del Espanyol. No debemos acostumbrarnos a un Valladolid de Zorrilla y a un Valladolid de lejos de casa más conformista. La misma intensidad, las mismas ganas y el mismo hambre de puntos queremos verlos en Valladolid y lejos de Valladolid. Es el momento para que este equipo tenga y demuestre ambición. Ya ha demostrado que puede competir ante cualquiera y, por lo tanto, está capacitado para acudir a ‘La Catedral’ a tratar de conseguir la victoria. Después se podrá ganar o no, pero en un escenario así, y en cualquier otro, no cabe la relajación o el conformismo. Hace falta salir convencidos de que al Athletic se le puede ganar. Allí ya ganó este año el Espanyol y los de Valverde vienen la semana pasada de perder en Girona. Los ejemplos son evidentes.
Profundizando en el partido del sábado ante el Elche, hay que decir que el Real Valladolid fue mucho mejor que su rival y que solo las paradas de Badía evitaron una goleada de consideración. Actualmente, entre el Elche y el Valladolid hay trece puntos y un mundo en cuanto a su juego. Ese es el gran capital de los de Pacheta. Ya son un equipo sólido, que defiende bien cuando está enchufado, que juega con criterio y que, al igual que el año pasado, sigue llegando con claridad al área del rival. Es evidente que al entrenador le gusta mucho más la apuesta del 4-3-3 o, lo que es lo mismo, 4-1-4-1, con Mesa por delante de los centrales, Aguado e Iván Sánchez en la creación, Plata y Plano por las bandas y León arriba. Así jugó, utilizando una formación que otorga libertad a Mesa para romper líneas y llegar arriba o a Plano para dejarse caer hacia adentro por detrás del punta. Eso fue el sábado. El martes será con Kike Pérez, Monchu y algún otro más. No se juega con un once tipo; son muchos más los que pueden entrar y salir de la alineación sin que se disminuya el potencial. Esa virtud y la unión del vestuario son garantías de que las cosas van por el buen camino. Y así hay que segui en Bilbao, y después, a esperar al Real Madrid en Nochevieja.