Modric le tiene ganas al Barcelona
Modric cumplirá 37 años y medio el jueves de la próxima semana. Les aseguro que ni Gento, ni Del Piero, ni Giggs, ni Xavi, ni Iniesta, ni Ibrahimovic, ni Zanetti alcanzaron esa edad en semejante plenitud de juego y de rendimiento. El genio de Zadar no ha llegado hasta esta maravillosa etapa de su carrera para preparar su partido de homenaje. Lo ha hecho con el rol de centrocampista inevitable, como Thanos, dado que cuando le toca rotar en el banquillo el juego del Madrid de Ancelotti es mucho más plano y previsible. La primera parte del derbi, con el croata en la banda, fue un tostón importante.
Ese descanso en el derbi, apenas jugó media hora, le vendrá de perlas para saltar mañana al césped de su amado Bernabéu con sangre en el ojo. Los Clásicos siempre estimularon mucho a Luka. Recuerda con especial cariño un gol con su famoso exterior en el Camp Nou hace tres años. Pero todavía tiene revancha de ese 0-4 de la pasada Liga, en la que Ancelotti (con el que mantiene una relación excepcional) se equivocó al ponerle de falso nueve.
Como el domingo descansará en el Benito Villamarín por sanción, Lukita lleva cuatro días preparando este Clásico copero que le motiva lo suyo. Quiere jugar otra final de Copa, que se le resiste desde la única que ha jugado de blanco: la de 2014 en Mestalla ante el Barça, con Carletto en el banquillo. Es la única Copa que tiene con el Madrid. Quiere más. En el gimnasio y en el césped le ha echado horas para llegar fino y con el hambre de un juvenil. Nos quedan muchos Clásicos con Luka. Mañana, a padrear ante ese Barça deseuropeizado de Xavi.