Menos excusas y más fútbol
A una semana de enfrentarse al Atlético en Liga, a diez días de viajar a Mánchester para jugar ante el City en la Champions, la lesión de Rüdiger es tan grave para el Real Madrid como parece. Y lo peor es que se veía venir, estaba cantado porque el alemán lo ha jugado absolutamente todo sin descanso desde el mes de agosto. Tchouameni, el más discutido -y con razón- por la afición madridista, es ahora el capo en la defensa, lo que da medida del desbarajuste.
En lugar de obsesionarse con los árbitros, Florentino Pérez debería haber puesto más atención en la plantilla y sus carencias. Sobre todo, después de las lesiones de larga duración de Militao, Carvajal y Alaba. Las declaraciones del campechano y lenguaraz presidente de la RFEF, Rafael Louzán, acerca de las presiones ‘perseverantes’ del presidente blanco, que se siente continuamente perjudicado y apunta incluso a que han perdido muchos títulos por culpa de los arbitrajes, casan fatal con el señorío y la grandeza, además de provocar sonrojo.
Al Real Madrid le hacen falta refuerzos en la zaga, no vídeos ni quejas sobre los colegiados en su televisión ni intimidaciones a la Federación. Ya puestos, que se centren en lo que está en su mano como mejorar en algo primordial como el juego. Anoche en Cornellà el único tiro a puerta en la primera parte fue el gol anulado a Vinicius, el primer córner en el 44’ y la sensación en general fue la de un asedio inútil e ineficaz. La entrada de Carlos Romero a Mbappé era de roja, pero activarse, ponerse las pilas a falta de quince minutos para que se termine el partido y echarle la culpa de la derrota al árbitro, al VAR, a Negreira o a Louzán después de perder ante el Espanyol con ‘los cuatro magníficos’ sobre el terreno de juego -cuando paradójicamente el equipo funciona mejor cuando falta uno y sólo son tres- es de equipo pequeño y llorón. El Madrid está a tiempo, acaba de comenzar febrero, pero dejar de poner excusas ya es urgente.