Menos bello pero más identitario
Si ya de exjugador viendo los espacios en algunos partidos, estos te creaban mono, el que vivimos en el Villamarín me confirmó lo bien que se está en el sofá. Fue ver las alineaciones de ambos equipos, sobre el campo a Witsel, Kondogbia y Saúl con las dos pirañas arriba, y a Carvalho, Guido y Guardado en el trivote verdiblanco, y saber que el partido era para activos. De pico y pala. De trabajo, constancia y solidaridad. Ambos equipos esperando el desgaste físico y las sustituciones. Y con esas intenciones pocos conjuntos se mueven mejor que el del Cholo: el mejor en esa tesitura de competir que tanto molesta a algunos.
Vengo detectando hace ya unos partidos, sumando el del Rayo, que la vuelta a los orígenes, con ese 4-4-2, es la vuelta de ese equipo macizo, con un centro del campo tupido e irritante para el rival. La victoria ante el Betis fue la confirmación de que, compitiendo así, volverá el debate de la belleza en el juego, pero al menos no aparecerá el de la falta de identificación. Para ello está siendo vital la continuidad de Savic y Giménez, el trabajo de un pivote específico, puede ser Kondogbia. O dos, con Witsel según el tipo de partido. Y la aparición estelar de Griezman, el verdadero termómetro de los rojiblancos estas semanas.
El francés es el chico para todo de Simeone. Lo mismo te equilibra en el balance defensivo, que aparece en el área rival para marcar la diferencia, definiendo y creando. Detallazo de líder el que tuvo con el Menino cuando entró, dándole mimos para que se enganche al grupo. Sabe que un João con los cinco sentidos en rojiblanco va a sumar. Y por supuesto que se puede jugar más atrevido y con jugadores de más talento, pero al final el mejor polígrafo es el verde, y por ahora los que dicen la verdad son los que estamos viendo en los últimos partidos. Menos bello. Más identitario.