Mbappé y diez más

El Paris Saint-Germain fue el equipo que nos acostumbra en Europa hasta que un jugador decidió que la historia debía cambiarse. En el año en el que acaba contrato, en la temporada en la que se vuelve a hablar de su futuro, en el que puede cambiar el devenir de su carrera, Kylian Mbappé se erigió, como siempre, en el héroe que sacó de un apuro a su equipo y a Luis Enrique, que no dio con la tecla y suspiró con un resultado que le pone todo de cara a la vuelta.

Porque la Real, a diferencia de los equipos de la Ligue 1, que vienen al Parque de los Príncipes a replegar, fue valiente, le miró de tú a tú al PSG durante los 90 minutos y no se arrugó. Solo la falta de efectividad y las áreas, esas que tanto domina el conjunto parisino, decantaron el encuentro, pero el PSG se asomó a la lona y rogó la llegada del descanso. Sin embargo, las eliminatorias las deciden los grandes jugadores, los mejores. Mbappé necesitó solo diez minutos para remontar una final de un Mundial, una jugada a balón parado para decantar, este miércoles, unos octavos de Champions.

Como si fuera fácil y como si cualquier futbolista del mundo tuviera la capacidad de jugar malos partidos y decidirlos a la carta, en el minuto que quiera. Barcola, fichado del Lyon por 50 millones, autor de una obra de arte en forma de gol, se ha convertido en su mejor socio. El PSG viajará a San Sebastián con una renta de dos goles, pero sin confiarse. Un resultado positivo en la ida en este club no es sinónimo de clasificación, por lo que los de Luis Enrique deberán confirmar las buenas sensaciones en la vuelta y sellar, por primera vez en dos años, la clasificación a los octavos de la Champions.