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Mbappé y Cristiano siguen adelante

La jornada del lunes parecía ofrecer como mejor plato el Francia-Bélgica, pero a la hora de la verdad las grandes emociones llegaron en el Portugal-Eslovenia, resuelto en los penaltis. Lo vivimos con el corazón en un puño porque ha llegado a ser angustioso ver jugar a Cristiano Ronaldo, cuya obsesión por mantenerse en el primer plano se ha convertido en un tormento para él mismo y para los espectadores. Portugal juega a hacer todo por que marque, pero a sus 39 años le falta ese puntito de velocidad de reacción, de arrancada y de potencia en el salto para aprovechar las oportunidades. Y una tras otra pasan de largo.

La más clara la tuvo, ya en la prórroga, en un penalti, pero Oblak se la negó con un paradón. Luego, esperando la tanda decisiva, le vimos romperse, llorar desconsolado, pese a lo cual se apuntó al primero de Portugal que, ahora sí, marcó, cambiando el tiro de lado. Oblak lo adivinó, pero no llegó. Para entonces Diogo Costa ya había parado el primero de los eslovenos, como pararía el segundo y el tercero, con lo que tras los que a su vez marcaron Bruno Fernandes y Bernardo Silva se pudo prescindir de los cuatro últimos de la tanda. Diogo Costa fue el héroe, pero los micrófonos fueron hacia Cristiano.

Vino con la obsesión de marcar por sexta vez en una Eurocopa. ¿Le contará este gol de la tanda? Supongo que no, pero tendrá al menos una nueva oportunidad en cuartos ante Francia. Ahí se cruzará con Mbappé, otro al que de momento esta Eurocopa se le está escapando entre los dedos. Esta vez de nuevo emitió algunos chispazos, pero no precisó sus disparos. Por ahora sólo lleva un gol, y de penalti. Claro que tiene como paliativos su golpe en la nariz, que le costó un partido y la careta en los dos siguientes, y que Francia juega sin la ambición que podría esperarse de los jugadores que tiene. Pero al menos sigue en carrera…